POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)

Nadie lo esperábamos. Como siempre nos pilló de improvisto. ¿Quién nos iba a decir que este lunes 6 de febrero ocurriría este obituario de un hombre que supo vivir su vida con plenitud y que sabía disfrutar de cada momento? Ha fallecido don José Cremades. Don José, Pepe para los amigos llegó a Casinos en el otoño de 1975 a ser el farmacéutico del pueblo, ¡cuantos años! Cuando asumió la Jefatura local de Sanidad aun desfilaba en las procesiones con las Autoridades. Pero D. José jamás busco ese protagonismo. Su protagonismo fue trabajar incansablemente haciendo funcionar una nueva farmacia en la Calle Mayor, para consolidar años después una empresa modelo de Óptica que su nombre marca la referencia. En el transcurso de esos años hemos visto un farmacéutico ocupando su sede laboral, dispensando medicamentos, haciendo analíticas, vigilando la sanidad local, desde la cloración de la piscina hasta la elaboración de alimentos. ¡Cuantos secretos por su profesión y vocación habrá guardado en silencio sepulcral todos estos lustros. Y también vimos a un Pepe integrado en el pueblo, colaborador en las fiestas, participativo donde se le invitaba y discreto a la hora de vaticinar veredictos. Por encima de todo fue un trabajador empedernido, vigilante y atento con lo suyo y para su pueblo ¡cuántos domingos y fiestas de guardar estaban las puertas de su casa abiertas! TODOS. Pero lo más loable de su empeño su tenacidad vanguardista. Supo rodearse de un gran equipo, supo formar a grandes profesionales y lo que es más importante ha sabido dejar una huella trazada con enérgica precisión de una marca que no por modesta es importante. Su decisión al elegir la necesaria línea de óptica y audiometría ha hecho posible que desde Casinos hasta lo más alto de la Serranía dispongan los moradores del cuidado necesario para mantener en el mejor cuidado las carencias de los sentidos. Mal día para tanto recuerdo. La única realidad es que un maestro, un amigo nos ha dejado. Ya esta al otro lado de la puerta (como decía Agustín de Hipona) ni su ordenada vida, ni sus aficiones exquisitas le han acompañado en el duro momento de su partida. La vida es tan frágil que la muerte siempre le pasa la cuenta.

Tristeza, impotencia, dolor… una suma de momentos y experiencias que se derrumban en un instante. Me quedo con lo bueno. Son tantos recuerdos, tantos años y tantas conversaciones, que D. José nos ha legado que estaría horas y horas escribiendo. Pero el era más sencillo y siempre se quedaba con lo mejor, por eso era amigo de sus amigos. Recuerdo que hace unos años le dije “Pepe que alegría pasar por tu casa el día del Santísimo Cristo de la Paz cuando pasa la procesión y ver todas las puertas abiertas y las luces encendidas, y tu a pie de calle esperando la imagen” a lo que Pepe me respondió¡: “Tengo que darle tantas gracias que es preciso hacerlo así.”

Y así es año tras año… ¿Quién nos lo iba a decir…? Nunca sabemos cuándo es la última lección. Adiós Pepe, adiós D. José, divertido, trabajador, entusiasta, amable, negociante y con gran visión de futuro. Hoy tus alumnas queridas lloraban sin consuelo la ausencia inesperada del MENTOR, yo acabo Pepe, pensando que el Santísimo Cristo de la Paz te habrá abierto las puertas del cielo y seguro que a estas horas ya estas negociando con EL para abrir la I Óptica del cielo.

D. José, algún día allí nos encontraremos. Descansa en paz buen maestro.

Fuente: http://www.elperiodicodeaqui.com/