POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Me acaba de llegar esta triste noticia de un montijano de adopción, de un buen hombre, de un artista, de un excelente conversador. Echaré de menos nuestras llamadas telefónicas, sin mirar las agujas del reloj, sin tiempo. Recordando los años vividos en su querido Montijo. Alberto ha dejado impronta de su vida y su hacer por el arte de la pintura, afortunadamente, en sus dos últimas obras en los dos murales del Teatro Municipal Nuevo Calderón de Montijo.
Alberto vivió diez años en Montijo (años cuarenta-cincuenta del pasado siglo) y siente pasión y amor por nuestro pueblo. Tiene ahora 77 años. Fue alumno de don Ramón Leal y de la Academia de Pitarque. Marchó a Don Benito y luego a Madrid donde triunfó pintando carteleras para los mejores cines de la capital de España (Callao, Gran Vía y Fuencarral).
Tiene infinidad de trampantojos (pinturas que tratan de engañar nuestro ojo con escenas que parecen reales porque son continuación del entorno, usando las tres dimensiones para parecer que son verdad). Sus trampantojos pueden verse en la plaza de Puerta Cerrada, la calesa de la calle de la Montera, la verbena de la carrera de San Francisco, una peluquería en San Bernardo…
Es en Navalcarnero (Madrid) donde Alberto ha dejado una ‘Ruta del trampantojo’ que conserva para la admiración de los visitantes. Ciertamente, son espectaculares, bien pensados, bien trazados, bien hechos. El de ‘Piensos Alonso’, en la plaza del Calvario derrocha arte en plenitud. Y así los Segadores, la Vendimia, Museo del Vino, Baile regional, Casa de vecinos, Centenario… y tantos para la contemplación y el disfrute.
En la ermita de Santa Águeda de Navalcarnero, Alberto Pirrongelli ha dejado la impronta de su pintura más clásica basada en la inspiración de grandes maestros junto con composiciones propias. En la iglesia de San Pedro, la considerada ‘capilla sixtina’ de Navalcarnero, centenares de personajes pueblan las escenas representadas. Destacando la cúpula que muestra la Gloria y la Santísima Trinidad. Alberto Pirrongelli, igual que en la de Santa Águeda, se inspiró en obras de grandes pintores.
LOS MURALES DEL TEATRO DE MONTIJO
Pirrongelli muestra una alegoría, en la parte superior, en el primer mural del Teatro Nuevo Calderón, a Terpsícore de la que se dice que era la musa de la danza y el canto coral en la mitología griega; una de las nueve musas que cita Hesíodo, que vivían en el monte Helicón. Su nombre, al parecer, se traduce como la que goza al bailar. Algunas versiones le atribuyen ser la madre de las sirenas. En clara alusión a las artes que se representan y escenifican en nuestro teatro, para luego reproducir una vista desde la ‘Plaza de las Cocheras’, con el monumento por excelencia de Montijo: la iglesia de San Pedro Apóstol (s. XV-XVII), que fue el paisaje urbano que hubo antes de construirse la Plaza de Abastos, colocando en primer plano algunos de los oficios de aquellos tiempos.
Alberto Pirrongelli ha pintado en el segundo mural, en su parte superior a los dioses de la agricultura, la fertilidad y la prosperidad, presididos por la diosa Ceres, con un cuerno de la abundancia desde el que conecta con la fachada exterior y, desde ella al interior de la Plaza de Abastos, en el que se ven los puestos y las personas que un día el tiempo se llevó, ahora rescatados por este artista. A la izquierda de la fotografía, uno de los amorcillos (niño alado) porta una cartela en la que se lee “Dedicado a la memoria de los espacios que tanto amó mi madre y yo también”.
El 29 de octubre de 2018 el Ayuntamiento de Montijo le tributó un reconocimiento, tras haber pintado dos murales históricos (4,85 x 3,43 metros) en el Teatro nuevo Calderón, que escenifican los territorios que hubo antes y después de construirse la Plaza de Abastos que el tiempo se llevó. El acto se vio amenizado por el violín de Miguel Ángel Corral, profesor y director del Conservatorio Profesional de Música ‘Luis Gordillo’.
Y allí estuve, en calidad de Cronista Oficial de Montijo, presentando un sencillo y emotivo acto, en el que participaron María Jesús Rodríguez Villa, concejala de Cultura, Educación y Mujer, junto con el alcalde, Manuel Gómez Rodríguez, quien le entregó a Alberto Pirrongelli una reproducción del templo parroquial de San Pedro Apóstol. Un emocionado Alberto Pirrongelli dio las gracias a las personas que le habían ayudado para que en el Teatro quedara a través de su pintura la memoria de lo que hubo en estos territorios.
Hasta siempre, amigo Alberto. Hasta siempre. Descansa en Paz.