EN 1971 RAMOS ENTRÓ EN POLÍTICA A PETICIÓN DE SU «ALMA GEMELA», PERO EL ACTA DE CONCEJAL LE COSTÓ LA DOCENCIA EN EL CLAUDIO MOYANO: «ESPAÑA NO HA SUPERADO LA HORNADA DE MAESTROS DE LA II REPÚBLICA»
El policía Jaén me dijo: «El próximo curso tú no tienes plaza en el instituto»
«Una entrevista improvisada con el director me abrió las puertas del centro»
El delegado de Educación: «Borre a Herminio de la lista o hable con el gobernador»
«El primero que iba en la lista era mi padre, Bonifacio Ramos, y el segundo Manuel Fernández, original de San Marcial. Eran las dos mejores personas del pueblo», subraya el historiador. ¿Y se los llevaron? «No, no se los llevaron? por mí?». Con esta enigmática respuesta, HERMINIO RAMOS narra lo que sucedió. «El «sargento veneno» llegó a mi casa, tiraron todos los papeles, registraron las arcas, lo tiraron todo y encontraron una escopeta escondida en el comedero. Mis hermanos se habían escondido debajo de unos árboles, pero yo no me separaba de mi padre? «Cualquiera le encontraba a usted la escopeta?», le dijeron los falangistas. Fuimos al Ayuntamiento y cuando íbamos por las peñas, le comentaron: «Será usted un tirador excepcional porque tiene una buena escopeta». Le responde mi padre: «Casi no sé tirar, algún conejo de vez en cuando?»».
Lo que pasó a continuación hace pensar a Herminio cada vez con más fuerza que «hay alguien arriba que dirige los hilos». «Yo le digo: «La escopeta es mía, me la regaló mi madrina el día del bautizo. ¿Quién es tu madrina? «Esperanza Bajo, la manca». La alusión a la fundadora allí de la Falange disuadió a los fascistas de su búsqueda. «¿Lo que dice el chaval es verdad? Sí». Varios vecinos respondieron del joven Herminio y del resto de «perseguidos»». Ahí terminó el registro.
Carrera de maestro
Pese a la situación de conflicto, la vida siguió igual en La Tuda. Un joven HERMINIO alterna la educación de adolescencia entre el instituto Claudio Moyano y la academia de la calle de la Reina, en la capital. Concluido el Bachillerato, el estudiante inicia la pasión de su vida: Magisterio. «La hornada de maestros que sacó la II República no se ha superado en España. Yo estoy aquí hablando ahora gracias a ellos», se sincera.
Con el título de docente en la mano, el destino lleva a HERMINIO RAMOS a ejercer a Terzaga, en Guadalajara. En 1951 se casa con María Candelas García, una zamorana de San Marcial que había conocido en quinto de Bachillerato, en el futuro, madre de ocho hijos.
Con una prórroga para realizar el servicio militar, RAMOS aprobó, sin plaza, las oposiciones. Fue en 1952. Entonces «aprendí lo que es la vida». Saqué el número uno, pero pasó lo de siempre: la política de los tribunales. En efecto, RAMOS defendió la oposición junto a otros tres jóvenes de Guadalajara, pero el tribunal demoró la publicación de las listas. Y aunque compañeros y docentes hubieran apostado una mano por el número uno para el candidato zamorano, las listas dijeron lo contrario. «Número 1: Lucio Serrano Mirón, por 14 centésimas. Todos decían: ¿Qué ha pasado aquí?». Aquel capítulo solo se pudo cerrar cuando HERMINIO, ya matriculado en Geografía e Historia en la Complutense de Madrid se encontró en los pasillos a uno de los miembros del tribunal. «Don Valentín te rebajó tres puntos en un ejercicio para que Lucio te sacase 14 centésimas, era de Nuñomoral de Cáceres, como él».
Los primeros años como maestro transcurren entre la localidad de Casasana, en Guadalajara, y el regreso a Cabañas de Sayago, en Zamora, en 1955. «Soy el maestro de Cabañas y venía a preguntarle sobre la tesina porque he hecho la carrera por libre». HERMINIO RAMOS se planta en el instituto Claudio Moyano y se entrevista con el director Albinio Martín Gabriel tras conocer al secretario del centro, Pepe Rubio, su alma gemela.
De Cabañas al Claudio
Impresionado por la tesina que HERMINIO tiene ya en ciernes tras el estudio por libre de Geografía e Historia, el director del Claudio lo hace regresar al día siguiente. Nada más llegar, Pepe Rubio le da la noticia: «Mañana, a las doce aquí, que hay claustro y eres profesor del instituto. Y ahora te vas a la Delegación inmediatamente a poner la excedencia como maestro». De una improvisada entrevista, RAMOS obtenía una plaza como interino sin pedirla. El nuevo profesor era además jefe del seminario de Geografía e Historia como único profesor especializado mientras llegaban las primeras hornadas de licenciados de Salamanca, años más tarde. «Me quedé bobo. De maestro de Cabañas a profesor del Claudio Moyano», reconoce RAMOS PÉREZ.
El coste de ser concejal
De su etapa en el instituto guarda anécdotas y alegrías, pero también duros golpes y decepciones. Como la pérdida de visión, que le obligó a operarse, casi de urgencia, para detener el glaucoma y conservar «la vista que me quedaba». Pero, sin duda, fue su entrada en política lo que marcaría esta etapa.
Fue Pepe Rubio, su «amigo del alma», quien le animó en 1971 a presentar su candidatura a concejal del Ayuntamiento en el tercio de familias (el único que se votaba). Herminio obtuvo la mayoría de las 26 mesas electorales de la capital. Pero entonces, la Jefatura Provincial del Movimiento hizo un informe «como que yo era rojo perdido».
Una llamada telefónica le da la pista. «Al salir del instituto, te espero en El Jarama», le dice el interlocutor. Al llegar al bar de la Puerta de la Feria, le esperan Jaén y otro policía secreta. «¿Tú en qué situación estás?», le interrogan. «En el instituto Claudio Moyano, de interino», responde. «Pues te aviso que el próximo curso tú no tienes plaza en el instituto». «Que sepas que puedo pedir el reingreso en Cabañas como maestro», reacciona Herminio.
Un mes más tarde, en julio, HERMINIO acude a la Delegación de Educación, entonces en la avenida Príncipe de Asturias. Cuando encuentra al jefe de personal, Constantino Ríos «Costica», le dice que quiere pedir el reingreso en Cabañas. Y «Costica» le responde: «Ya lo sé… cuando estaba haciendo la plantilla para el próximo curso, el delegado de Educación, Faustino Gudín, me dijo: «Borre a HERMINIO». «No puedo borrarlo, es el que más años lleva». «Eso dígaselo al gobernador José Serrano Carbajal», me respondió»». Así es como Herminio continuó un año más, «marcado», en el nocturno del Claudio Moyano. Era el final de su etapa en el instituto como profesor y el inicio de sus cargos políticos más importantes.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/