POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Lastres (o Llastres), en el concejo de Colunga, es villa y puerto pesquero. Sus casas, en atalaya sobre el mar y con las balconadas al aire del salitre, dibujan una estampa de singular belleza. Sus gentes -a marinería- saben de artes de pesca y de supervivencia en el mar; de alegrías y de angustias en días de temporal y de galerna.
Y sus mujeres saben de «técnicas de venta» de pescado, aprendidas de sus mayores cuando, con el barcal cargado de pescados y colocado sobre la cabeza, iban de pueblo en pueblo y de casa en casa ofreciendo su mercancía.
La publicidad se reducía a proclamar, voz en grito, estas dos frases: «¡Hala, que vienen bullendo!»; » ¡Hala, que son de la carrera!».
Y entre el barcal y la cabeza, a modo de almohadilla, el RUENU, RUEÑU o RODIELLU; una especie de rodete o rosca de paño o lienzo, normalmente de varios colores, rellena de lana o de trozos de tela, que se coloca en la cabeza para llevar sobre ella un recipiente (caldero, ferrada, barcal, cesto…) con cosas (agua, grano, pescado, carne, patatas…) o algún objeto pesado.
Cosa curiosa: cuando, por razón de urgencia, había necesidad de un RUENU y no se disponía de él, se «fabricaba» enrollando «unes rames de felenchu» (helecho)… y a cargar con la mercancía.
¡Ay! ¡Qué recuerdos los de aquellas sardineras lastrinas («La Concha»; «La Chatilla», «La Caperucha»…) pregonando sus pescados!
En su memoria prepararemos hoy unas sardinas «a la mariposa».
Eliminadas las cabezas, evisceradas y limpias al agua fría, se quita la espina a cada sardina, debiendo quedar abierta a la espalda como un ala de mariposa. Se secan con un paño o papel absorbente y se salan al gusto.
Tras un reposo prudencial se enharinan y se pasan por huevo batido para, finalmente, freírlas en aceite bien caliente. Se disponen sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa de fritura y se sirven de inmediato.