POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Ulea tiene enterrada una gran riqueza arquitectónica, que alberga restos humanos y enseres valiosos, que dan pie a estudios exhaustivos sobre el devenir histórico de los uleanos, desde épocas muy remotas que, de hecho, van conformando la verdadera historia de nuestro pueblo.
El periódico murciano, Línea del día 29 de enero de 1966, en crónica desde Ulea, por el corresponsal Nicomedes Carrillo Garro, dice lo siguiente:
Como consecuencia de las obras de acondicionamiento que se vienen realizando en el Presbiterio de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, de Ulea, con el fin de adaptarlo a las nuevas normas litúrgicas, aparecieron dos sepulturas excavadas, simétricamente, en el subsuelo.
Este descubrimiento fue motivo para que el párroco D. Patricio Ros Hernández diese aviso al delegado local de excavaciones, S. Carrillo Garro, el que, a su vez, lo puso en conocimiento del Delegado Provincial de Excavaciones Arqueológicas de Murcia, Sr. Jorge Aragoneses, que el jueves pasado se personó en Ulea, en compañía del Director General de Bellas Artes, Sr. Sanmartín Moro.
Las inhumaciones, según su dictamen, datan de la segunda mitad del siglo XVIII. Aparecieron restos de los féretros de madera y, sobre ellos, algunas escudillas de barniz, en blanco, y un platillo de loza popular murciana, con motivos en azul sobre fondo blanco.
La sepultura del lateral del Evangelio dio una inhumación única, en tanto que la simétrica del lateral de la Epístola, proporcionó dos inhumaciones superpuestas y restos de una tercera.
El Presbiterio actual corresponde a la ampliación barroca de la Iglesia medieval de Ulea, que tiene Artesonado de estilo Mudéjar, cuyo armazón está recubierto de yeso blanco sobre arcos de fajones; Apuntalado de ladrillo macizo, según moda del estilo gótico levantino.
Como estos hallazgos siempre constituyen un gran acontecimiento, durante todo el día desfilaron, sin solución de continuidad, todos los uleanos, por la Iglesia Parroquial, desde el momento de conocerse la noticia. Algunos se quedaron en el recinto parroquial y fueron testigos presenciales de los trabajos de excavación.
Nuestros antepasados hicieron de Ulea un pueblo de proyección histórica indiscutible: A las pruebas me remito.