POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Algo tan sencillo como el reflejo en el agua de un charco puede convertirse en arte. Y permitir incluso la convocatoria de una exposición. Eso es lo que ha hecho Juan Fernández Saorín, quien estos días ofrece una muestra con el título de ‘Cieza: Simetrías efímeras’. Las fotografías pueden verse en las llamadas casas andalusíes, espléndido marco por otra parte, del Museo de Siyâsa de Cieza hasta el 9 de diciembre.
–No es que llueva mucho en la Región, ¿ha sido difícil conseguir estas fotografías?
-En verdad, se debían de dar una serie de circunstancias para que aunadas todas se pudieran realizar, pero no siempre ocurrían. Una de ellas, evidentemente, ha sido y es la falta de lluvia. Lo que me ha llevado varios años poder llevarlo a cabo con suficiencia como para poder realizar esta exposición.
–¿A qué otras circunstancias se refiere?
-Pues razones personales que me lo pudieran permitir, que se den aspectos como encontrar el charco adecuado en el lugar propicio, que tenga la extensión adecuada, que haya ausencia de transeúntes, que no existan vehículos en movimiento o aparcados que impiden las tomas…
–¿Qué pretende aportar con su obra a Cieza?
-Que el ciezano y el visitante redescubra Cieza. Ser un mero transmisor de una realidad semioculta, paralela, simétrica y que resulta difícil de percibir. El juego de las perspectivas dependiendo de la forma caprichosa del charco permite dotar a las instantáneas de una profundidad que pretendía mostrar.
–¿Ha elegido solo fotografías sobre charcos?
-No. Durante la elección de fotografías para la exposición decidí sacrificar una serie de fotos del hilo principal expositivo para ampliar un poquito más el abanico. Como ciezano, y en mi primera exposición, no podía evitar mostrar la belleza del Segura o de una balsa de agua con fugaces cielos reflejados, o la acequia de la Andelma.
–¿Cómo surgió la idea?
-Por pura inquietud. La inspiración surge de los reflejos en grandes extensiones de agua, pero cualquiera se puede encontrar con uno. Sin embargo, trabajar el reflejo en el charco o en una fina película de agua, en la mayoría de casos, es como encontrar algo que buscas a través de un agujero en la pared: tienes que asomarte a través de él.+
–¿Con qué rincón de Cieza se quedaría si tuviera que elegir uno?
-De Cieza, todo. No es una perogrullada. Pero si hablamos de rincón específico: en el antiguo camino de bajada de la Atalaya, cortado al tráfico desde hace muchos años, existe una parte que queda en umbría por la mañana y parece poseer un cierto misticismo. Me gusta recorrerlo en mis paseos por el monte.
–¿Cuál es la estación que más le gusta fotografiar y por qué?
-Lo obvio para un fotógrafo ciezano sería decir la primavera, por su bellísima floración, pero sin duda la estación que más me gusta fotografiar es el otoño, que en Cieza no tiene nada que envidiar a la propia floración. Es verdaderamente bellísimo, pues su paleta de colores es amplísima y vivísima.
–¿Tiene algún otro proyecto entre manos?
-En estos momentos el principal proyecto es disfrutar de éste, pero sí que es cierto que algo me comienza a rondar por la cabeza.
–¿Considera que la belleza que nos propone a veces pasa desapercibida para los murcianos?
-Para los murcianos… ¡y para los ciezanos! En sí, como su propio nombre indica la exposición, lo efímero, que viene determinado por la naturaleza caduca del charco, suele pasar bastante desapercibido. Es por ello que he procurado que lo fugaz quede eternizado a través de mi propuesta.
–¿Qué características del paisaje ciezano le llaman la atención?
-Su diversidad. Desde nuestra queridísima Atalaya, pasando por el mágico Almorchón, el inigualable Cañón de Almadenes, los densos espartizales -fuente de riqueza en tiempos pretéritos-, nuestros campos, en los que se cría el mejor melocotón del mundo, el Segura a su paso por diversos parajes, especialmente el tramo que aquí denominamos ‘río muerto’…
Fuente: https://www.laverdad.es/murcia/asomarse-reflejo-charco-20181125001902-ntvo.html