POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE
Hoy quiero hablar de lobos. Que nadie inquiete, se rebulla, altere, porque no voy a referirme a político alguno, a banquero, sindicalista o empresario agresivo. Me refiero al lobo animal bello, al que conocimos mejor y empezamos a perderle el miedo, que no el respeto, y a apreciarle, gracias al inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente. El este animal ha tenido siempre mala prensa, ha sido parte siniestra de la leyenda, la imaginación, la literatura y hasta en el cuento de Caperucita roja aparece como un malvado inquietante. Tierra de lobos, Bailando con lobos, Entre lobos, El lobo feroz, son títulos de narraciones y películas que tiene como protagonista peligroso a este bello animal.
La buena noticia es que el lobo, nuestro lobo ibérico, vuelve a casa por Navidad, y no me refiero al del turrón, sino al que retorna, después de casi 70 años de ausencia, a la Comunidad de Madrid, coincidiendo en el tiempo y en el espacio con el recién declarado Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama. Esos parajes de nuestra región no podían estar huérfanos de una especie tan nuestra, tan enraizada en nuestra fauna como es el lobo ibérico, alejado de tópicos malvados, de leyendas truculentas, de una fama que no se corresponde con su forma de ser y comportarse. Decía Rodríguez de la Fuente que el lobo ibérico es uno de los animales más bellos que haya dado la naturaleza, y que el efecto dañino y destructor que se le atribuye en algunas zonas rurales, están más inflado por la leyenda y la superstición que por la realidad, porque existen otros animales, auténticamente depredadores, que son más malignos y pasan desapercibidos o tienen escasa consideración negativa, aunque el lobo siempre se haya llevado lo peor de las leyendas en su relación con los ganaderos. Aún así, el gobierno de la Comunidad ha previsto ayudas a las personas que pudieran verse afectadas por la presencia de estos animales.
Los lobos feroces, dañinos, destructivos, están fuera de los parajes naturales; los podemos ver y soportar en la fauna urbana, donde se mueven con mala ralea y nos resultan peligrosos de verdad, algunos incluso tienen despacho, escaño o tribuna, y contra los desatinos que puedan cometer, no hay prevista ninguna compensación.
Fuente: http://www.madridiario.es/