POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES – ARRIONDAS (ASTURIAS)
Cuando el 18 de abril de 1876, el Gobernador Civil sondeó al Ayuntamiento de Parres a ver cuánto estaba dispuesto a poner de su parte para que una pareja de la Guardia Civil se estableciese en Arriondas por primera vez, cinco concejales ofrecieron un local en el ayuntamiento y cuatro votaron en contra; los otros tres concejales ausentes quisieron votar también en contra en la sesión siguiente, pero el acuerdo ya estaba tomado, y la razón dada era que el nuevo edificio del Ayuntamiento estaba destinado sólo para oficinas municipales.
La misión de los guardias era velar – fundamentalmente- “por la riqueza rural y forestal”. Por la ahogada situación económica municipal decidieron aportar 125 pesetas, sólo por una vez, para que Arriondas tuviese un puesto de la Guardia Civil.
La cantidad era insuficiente, de modo que “el cuerpo del uniforme verde y del tricornio” (creado apenas treinta y dos años antes) tuvo que esperar quince meses exactos, hasta que -el 18 de septiembre de 1877- el alférez de la Guardia Civil de Llanes se presentó en Arriondas por ver si la Corporación Municipal les ofrecía una Casa-Cuartel.
Se le brindó la casa de don Pedro de Junco, vecino del pueblo riosellano de Junco. Al alférez le pareció apropiada, aunque una parte de ella la ocupaba con su confitería doña Eladia Rivero; se hallaba muy próxima a la entrada del puente sobre el río Sella, y al paradero de carruajes públicos de aquellos años, edificio lindante con la carretera y enfrente de la Plaza del Mercado y de la Casa Consistorial, pero la renta era de 360 pts. anuales y el Ayuntamiento sólo podía pagar la mitad, procedente del fondo de imprevistos y, en años sucesivos, dijo que se consignaría como gasto obligatorio.
De modo que, el próximo 18 de septiembre se cumplirán 146 años del establecimiento -definitivo y permanente- de la Guardia Civil en Arriondas.
Tengo que anticipar que -desde esa fecha hasta hoy- habitaron en seis edificios diferentes, la mayor parte de las veces en precario; y así siguen… esperando un cuartel.
En el año 1903 la Guardia Civil volvió a mudarse de casa de alquiler a la de la propiedad de Generoso Rivero, por seis años y 850 pts. de renta anuales, de las cuales el Cuerpo pagaría 225.
Pero cuando fueron a mudarse vieron que la casa seguía con andamios y responsabilizaron a su dueño de lo que pudiese ocurrir y de la renta del edificio que acababan de abandonar, ya con el contrato concluido; y es que en el dueño de la Casa-Cuartel les subió la renta a 1.000 pts. más 175 por el piso que ocupaban.
Mientras, a los dos médicos titulares de la villa y a los dos funcionarios recién fallecidos (Juan Antonio García y Ramón Cardín) se les debía un trimestre de su sueldo.
El día 12 de abril la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo solicitó que el capitán de la Tercera Compañía residiese en Arriondas, pero precisaba una oficina y un lugar apropiado para su caballo, además de casa-cuartel gratis y utensilios para dos o tres guardias más.
La respuesta fue negativa, puesto que el Ayuntamiento ya tenía que abonar la renta de la casa utilizada por teléfonos, la de telégrafos, la mitad de la renta del cuartel que ya existía y el presupuesto no daba más de sí.
Sabido es que el Cuartel de la Guardia Civil de Arriondas lleva casi siglo y medio errante por la villa -de casa en casa- siempre de alquiler, en un éxodo interminable entre bajos, pisos, búsquedas, rentas y acomodos temporales. En 1911 se hallaba en la casa que les había alquilado Generoso Rivero y el Ayuntamiento le abonaba a su dueño la renta por trimestres.
A lo largo de este siglo y medio de revisión de nuestro pasado común surgió varias veces la misma duda ¿debía estar la Guardia Civil incluida en la beneficencia municipal a la hora de recibir medicinas gratis? Y es que no pocos consideraban que tal trato de favor era una discriminación respecto a otros vecinos, además de pagarles la renta de la casa que ocupaban e -incluso- la luz.
De modo que -dependiendo de cada Corporación- unas veces sí tenían medicinas gratis y otras no.
La Corporación más rotunda en negarles ese trato de favor fue la mayoritariamente republicana surgida de las elecciones del 14 de abril de 1931, alegando que los sueldos de la Guardia Civil estaban por encima de la media de los que percibían los vecinos de Parres.
El Ayuntamiento pagaba el 50% del alquiler de la Casa-Cuartel a su dueño -Luis Ruiz Escandón- que era de 300 pts. anuales, y la subió a 450 pts. desde enero de 1920.
Pero la subida les pareció exagerada y se consultó a la Comandancia Provincial.
El día 12 de abril de 1920 la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo solicitó que el capitán de la Tercera Compañía residiese en Arriondas, pero precisaba una oficina y un lugar apropiado para su caballo, además de casa-cuartel gratis y utensilios para dos o tres guardias más. La respuesta fue negativa, puesto que el Ayuntamiento ya tenía que abonar la renta de la casa utilizada por teléfonos, la de telégrafos, la mitad de la renta del cuartel que ya existía y el presupuesto no daba más de sí.
En el año 1920 el comandante del puesto de la Guardia Civil de Arriondas hizo notar al Ayuntamiento que en la mayoría de los cuarteles del Cuerpo tenían bandera nacional y un rótulo que identificaba la Casa Cuartel, pero no así la casa alquilada que utilizaban en Arriondas.
De modo que se adquirieron bandera y rótulo identificativo. La bandera se compró en Gijón y costó 85 pts. incluido el porte en el tren.
Llegados a 1930 el teniente de la Guardia Civil de Cangas de Onís solicitó un pabellón para el Oficial Jefe de la Línea, en Arriondas, porque se iba a cerrar el pabellón de Cangas y deseaban trasladarse a nuestro concejo.
Unas semanas después la respuesta fue que veían con sentimiento la imposibilidad de acceder a dicha petición por lo exiguo del presupuesto municipal de Parres y el aumento de tantas necesidades que se debían cubrir.
Aquel verano de 1930 el Cuartel de la Guardia Civil tuvo teléfono por primera vez en su itinerante e interminable peregrinar por diversos edificios privados en la villa.
Consta en el archivo municipal que el cuartel de la Guardia Civil -además de en otras muchas casas de alquiler- en los inicios de la década de los años 30 del siglo pasado estuvo instalado en la conocida casa de “Villa María”, alquilada por su dueño José María García Miyar de acuerdo con el alquiler que había pactado con el Ayuntamiento María Alonso, la anterior dueña del edificio.
Y el 1 de abril de 1932 la Guardia Civil se trasladó al edificio propiedad de Avelina Fernández Samalea, viuda de Pendás (madre de la conocida “Primi” Pendás); Casa-Cuartel que -tras una reforma total- será la próxima sede de un edificio municipal dedicado a la educación de niños y niñas de 0 a 3 años.
Este edificio se había reformado en 1931 para adaptarlo a los nuevos inquilinos y se acordó abonar a su dueña 1.880 pts. anuales de renta.
En el año 1934 el teniente coronel y comandantes solicitaron un terreno para construir un cuartel para diez guardias, y deseaban saber con qué cantidad contribuiría el Ayuntamiento además de poner el solar.
Por un lado, la farmacia regida por el nuevo alcalde -José Manuel Ruiz Portilla- presentó la facturación correspondiente al último trimestre de 1948 según la cual los gastos ocasionados por todos los pobres del concejo sumaban 578 pts. y los medicamentos de la Guardia Civil del puesto de Arriondas suponían de 236 pts., mientras la farmacia de Ramón Hevia presentó factura a favor de la beneficencia pública por 561 pts., mientras llegaba a 523 pts. la de las familias de los pocos guardias civiles.
La desproporción de gasto entre las numerosas familias pobres del concejo y la del cuartel de la Guardia Civil era tan evidente que el mismo alcalde (y farmacéutico) ordenó que se fiscalizase el suministro de medicamentos a la Guardia Civil a partir de ese momento, dado que lo consideraba “completamente excesivo”, no podía entenderse que las medicinas de decenas de “pobres de solemnidad” fuese de 1.139 pts. por tres meses y la de la Guardia Civil alcanzase las 759 pts.
Al finalizar el siguiente trimestre, primero de 1949, las facturas de medicamentos de la beneficencia pública sumarían 1.376 pts. y las de las tres o cuatro familias de guardias 524 pts.
No hay constancia alguna por escrito de los resultados de la “fiscalización” ordenada por el alcalde en este asunto, y la situación no sólo no se solucionó proporcionalmente, sino que se agravó en los años siguientes, llegando varias veces a superar la facturación de gastos de medicinas del cuerpo armado a la de toda la beneficencia del concejo que contaba con más de 8.000 vecinos.
Llegaremos a encontrarnos cuatro años después (en 1953) con una facturación trimestral de medicamentos a favor de la Casa-Cuartel de Arriondas que duplicará a la de toda la beneficencia pública (2.400 pts. frente a 1.134 pts.).
Maximino González Rodríguez era el practicante municipal desde el 20 de septiembre 1948 y se quejaba de que -desde esa fecha hasta febrero de 1952- no había percibido honorario alguno por sus atenciones a la Guardia Civil del puesto de Arriondas, correspondiéndole el 30% de lo que percibían los médicos titulares; acordando la Corporación que se le abonase la cantidad que legalmente le correspondía, según la Orden vigente de fecha 22 de junio de 1939.
De forma que el “sufrido” Maximino estuvo más de tres años sin percibir remuneración alguna por este servicio concreto y -con razón- se le agotó la paciencia.
Durante el tercer trimestre de 1954 el Ayuntamiento dejó de abonar en las dos farmacias las recetas de la Guardia Civil -por primera vez tras casi dos décadas- y continuó pagando las de la beneficencia pública municipal que precisaban los muchos necesitados del concejo, comenzando a pagar las de los funcionarios municipales.
En 1955 el Teniente Jefe de Línea de la Guardia Civil sugirió la construcción de un bloque de veintidós viviendas para los miembros del cuerpo residentes en la villa, solicitando un empréstito al Estado para edificios de renta limitada.
La Corporación solicitó a la Comandancia Local de la Guardia Civil datos más precisos, como el posible emplazamiento de las citadas viviendas
Y como en el año 1977 se habían cedido al Estado terrenos en El Barco de 1.600 metros cuadrados para la construcción de un cuartel para la Guardia Civil y la obra no se había iniciado pasados ya ocho años, se procedió a tramitar la reversión automática de dicha parcela al patrimonio municipal.
Era un terreno que lindaba con el Paseo Dionisio de la Huerta, por supuesto zona inundable.
En este espacio se levantaría poco después el Colegio de Educación Infantil.
FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez