POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¿Quién no se acuerda de aquellos libros tan entrañables que leíamos de muy jóvenes y que luego, ya adultos, regalábamos a los niños en su fiesta de Primera Comunión? Hablo, por ejemplo, de «El Príncipe y el Mendigo», de «Las aventuras de Tom Sawyer», de «Un yanqui en la Corte del Rey Arturo»… Creaciones literarias de aquel gran periodista, escritor y humorista norteamericano Samuel Langhorne Clemens (1835-1910) que firmaba con el seudónimo de MARK TWAIN.
La vida de este gran hombre estuvo marcada por el triunfo y por la desgracia. Doctor «Honoris causa» por la Universidad inglesa de Oxford, tuvo que viajar varias veces por Europa dando conferencias y charlas con el fin de soportar etapas de gran penuria económica y, así, poder pagar sus deudas.
En las memorias que redactaba se quejaba de no poder encontrar en nuestro continente «un buen restaurante donde sirvieran un desayuno decente con una gran taza de café y un jugoso PETERHOUSE un T-BONE de dos pulgadas de grosor, bien sazonado con pimienta y tan caliente que borboteara su grasa».
¿Y que son el T-BONE o el Peterhouse?
Pues, miren ustedes, aunque yo rechazo «lo inglés» por el aquel de «¡Odio al inglés, enemigo de nuestros padres!», les diré que «bone» significa HUESO y, por tanto un T-BONE es un hueso en forma de T .
¿Y de dónde se obtiene?
Ampliando el concepto, el T-BONE y el PETERHOUSE identifican a un CHULETÓN DE VACUNO, de unos 3-4 cm de grosor y peso entre 1 y 1,250 kg, obtenido en la parte del medio-posterior del costillar, próxima a la cadera, de forma que coincidan por un lado el solomillo y por otro el entrecot , separados ambos por un hueso intermedio en forma de T.
¿Saben?
En algunas comarcas USA también denominan a estas piezas con los nombres de COWBOY y de TOMAHAWK.
Ya se sabe: escenas de películas de vaqueros…
Bueno, pues como «ya estamos en situación», les cuento otra historia.
Estando en Sahagún (León) hube de atender a un antropólogo norteamericano, el Dr. Biddle, experto en cultura azteca, profesor en la Universidad de Utah, investigador de la vida y obra de Fray Bernardino de Sahagún. Uno de los días de trabajo, sábado, comimos en Restaurante Sergio, donde María nos preparó un solomillo de buey que era una auténtica exquisitez.
.-¡Oh!, dijo el profesor, este solomillo asado a la plancha , tan en su punto, me recuerda a la «bistecca alla fiorentina» que me ofrecieron en Florencia hace poco.- Era una verdaderá «aristé».
.- No me extraña, indiqué yo, pues María bien puede incluirse en ese grupo de cocineros que debe calificarse de ARISTOI porque cada uno de ellos, en su arte de cocina, es un auténtico ARISTOS, un ARCHIMAGYROS.
.- ¡Anda! , exclamó, usted que es químico , ¿se expresa en griego?
.- No, profesor. Lo dije solamente para presumir…
Les explico mi pedantería: ARISTE es la excelencia, la virtud; ARISTOS es el mejor; ARISTOI son los mejores.
¿Y a qué viene eso de la arsté florentina?
Pues verán.
En 1431 el Papa Martín V convocó un Concilio Ecuménico que inició sus sesiones en Basilea; continuó en Ferrara (1438) y finalizó en Florencia en 1445 durante el Papado de Eugenio IV.- Pues se cuenta que durante una de las sesiones últimas del Concilio se ofreció a los Padres Conciliares un asado de cerdo que era una maravilla de esencia y de presencia. Tan maravilla, que lo calificaron como de excelencia y para satisfacer a los conciliares griegos, ARISTE.
Teniendo en cuenta que en España no se sirven ni T-BONE ni PETERHOUSE, vayamos con la receta de «María la de Sergio» y su solomillo «al modo de Sahagún».
Corten un buen medallón de solomillo de res añeja (que habrá estado la pieza durante varios días en frigorífico a unos 4º C), lávenlo, séquenlo y ásenlo a la plancha, previamente engrasada con aceite de oliva y muy caliente.
Un asado durante unos 4 minutos por cada cara es suficiente, pues ha de resultar con costra al exterior y casi sangrante en el interior. En el momento de servirlo rocíenlo con un poco de sal y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Acompañen con ensalada de lechuga y tomate.
Pues nada, nada.
Un servidor aquí está para contarles cosas. Espero que les gusten y que con ellas busquen la ARISTÉ, no como pretende la nueva ley de Educación.