POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA).
Se trata de la confluencia de cuatro calles, de ahí la denominación de «Cuatro Esquinas», José Antonio, O’Donnell, Binondo y las aceras de las calles Cervantes y Alta, por su lado norte. Por tal motivo, no es una calle como tal, sino un centro neurálgico del pueblo que los vecinos hemos rebautizado como «Calle Cuatro Esquinas».
Existen documentos bien contrastados de qué «Las Cuatro Esquinas» era el lugar de confluencia de los trabajadores del pueblo que acudían a tempranas horas de la mañana, para buscar trabajo en la agricultura o bien para la recolección de sus afamados cítricos. Para ello, acudían los encargados de las fincas de los señores feudales del pueblo y seleccionaban a los operarios más idóneos para el trabajo a realizar.
En la esquina de la calle O´Donnell, se encontraba el colmado de Blas Carrillo y Dolores Moreno y, en la esquina de la calle José Antonio con anterioridad Alfonso XII y más remota Calle Mayor, el colmado de Justo y Carmen. Ambos colmados estaban dotados de una pequeña taberna en donde los trabajadores, en las mañanas airosas, frías o lluviosas, se refugiaban hasta que llegaban los «cabezaleros o encargados» y escogían a sus obreros. Al mismo tiempo, lo aprovechaban para tomarse un café de cebada, de olla, o unas copas de aguardiente o de coñac u otros licores. Sí, allí, preservados de las inclemencias del tiempo, hacían sus contratos laborales no escritos, «sellados con un apretón de manos». Era cuestión de honor.
También «Las Cuatro Esquinas» era el lugar de confluencia de las mujeres, jóvenes y chiquillos, que vivíamos en la parte Este del pueblo, desde las Cuatro Esquinas hasta el Molino; incluidos el Arrabal (ahora calle Ramón y Cajal) y la calle Nueva. Sí, en las Cuatro Esquinas nos dábamos cita para ir a la escuela, para ir a misa o a los célebres Rosarios de la Aurora; también llamados de Santo Domingo; en las madrugadas del mes de Octubre.
Allí, en las Cuatro esquinas se reunían los mineros con sus reatas de acémilas, todas las madrugadas de los días laborables, para acudir a su trabajo en las 22 minas hierro y plomo, en la zona minera ubicada entre Cuesta Blanca y la Tercia del Tinajón, entre los años 1885 y 1915; fecha en la que se clausuró la última mina; tras el advenimiento de nuevos artefactos que proporcionaban más seguridad a los mineros, mejor higiene para los trabajadores y, además, mayor rentabilidad.
Por todas estas circunstancias, las Cuatro Esquinas han sido un lugar estratégico en la vida del pueblo Por consiguiente, todos los lugareños, a este punto neurálgico le hemos llamado, mal llamado porque no se trata de una calle; sino de un punto de encuentro «Calle de las cuatro Esquinas».
FUENTE: El CRONISTA J.C.E.