HISTORIOGRAFÍA DE LAS CALLES DE ULEA: CALLE O’DONNELL
Abr 06 2022

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA. CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Calle O`Donnell

Desde tiempo inmemorial, a la calle más importante y transitada de Ulea, se le llamaba calle Mayor. Esta calle tenía su inicio en la Plaza Mayor, hoy Plaza de la Constitución, y acababa en la llamada «Punta del Pueblo», en donde conectaba con la «Calle de las Eras» hoy calle carretera del Molino.

Pues bien, esta calle Mayor, en otros tiempos, fue parcelada y nominada con nombres regios, políticos, militares y benefactores del pueblo del pueblo. Así las cosas, desde mediados del siglo XIX, al tramo de calle que une «Las Cuatro Esquinas» con «La Punta del pueblo», se le denominó con el nombre Calle de Don Juan O´Donnell.

Sin embargo, al subir al trono el rey Alfonso XII llamado el Pacificador, se puso término a la I República, comenzando la célebre Restauración Española, al tramo de calle que une La Plaza Mayor con Las Cuatro Esquinas, se le puso su nombre a dicho tramo de calle “Rey Alfonso XII”. Pero al morir tan joven a los 27 años, fue sucedido en el trono por su hijo póstumo Alfonso XIII, siendo su madre María Cristina, la reina Regente hasta su mayoría de edad. 

Al hacer efectiva su subida al trono, con solo 16 años, el día 17 de mayo del año 1902, reinó en España hasta el día 14 de abril del año 1931, con el advenimiento de la II República. Por tal motivo, durante el tiempo de su reinado, el tramo de calle qué, con anterioridad, llevaba el nombre de su padre Alfonso XII, pasó a llamarse Calle del Rey Alfonso XIII» siendo inaugurada por el Alcalde y ex militar, Antonio Tomás Sandoval.

Haré una salvedad importante, aunque desde las Cuatro Esquinas hasta «la Punta del pueblo» se le llamaba Calle O´Donnell, al tramo que va desde las Cuatro Esquinas hasta «la Casa de la Inquisición», se le siguió denominando aunque no era oficial con el nombre de «Calle Alfonso XIII». 

A este tramo de calle Alfonso XIII, en donde estaba enclavada la mueblería de Joaquín Carrillo Martínez,  con el advenimiento de la segunda república, el Rey Alfonso XII, tuvo que exiliarse de España y, hasta la guerra Civil española se le denominó Calle del Militar español «Miguel Ángel García Hernández», fallecido durante la revuelta del año 1930, a los 31 años de edad. Dicho nombre figuró en este tramo de calle, hasta la terminación de la contienda civil española, en el año 1939, recuperando, de nuevo, el nombre de Calle O´Donnell.

Ciñéndome concretamente al tramo que une La Carretera del Molino con las Cuatro Esquinas, fue en el año 1867, cuando recibió el nombre del insigne político, militar y benefactor del pueblo de Ulea Don Juan O´Donnell y Vargas, Grande de España y III Duque de Tetuán; siendo Alcalde Joaquín Miñano Pay;  recibiendo la bendición eclesiástica por parte del párroco José Ruiz López. A dicho tramo de calle se le llamaba, y se le sigue denominando, «Calle O´Donell”.

A esta calle, posiblemente la más transitada por los vecinos y cuantos nos visitan, se le denominó popularmente. «la calle del paseo y del ronquido»; por los siguientes motivos: por allí paseábamos, los días festivos y sobre todo, cuando estrenábamos alguna prenda de vestir novedosa y, en segundo lugar, como la calle era y sigue siendo estrecha y con poca o nula circulación de vehículos rodados, todos cuantos vivíamos en dicha calle, sacábamos sillas y mecedoras, en épocas veraniegas, y nos instalábamos en las puertas de nuestras casas, en amenas tertulias. Pero, como los honestos trabajadores, acabábamos las tareas diarias muy cansados, al poco de estar acomodados en nuestros asientos, nos dormíamos y comenzábamos a roncar y los sonidos variopintos eran escuchados por todos los transeúntes del pueblo. De ahí la llamada coloquialmente «Calle del Paseo y del Ronquido».

En este tramo de calle, en donde estuvieron ubicadas «la industria de las cañas», regentada por Casto Abellán y «la fábrica de muebles» de Joaquín Carrillo Martínez, vivía José Antonio López Abenza, primer transportista público del pueblo con su camión de cuatro ruedas, y la familia Ríos Torrecillas; grandes comerciantes y, además, políticos. 

De hecho, los hermanos José y Ernesto Ríos Torrecillas, fueron Alcaldes de Ulea en la década de 1920 a 1930. Allí, en dicha calle, estuvieron instalados grandes colmados del pueblo, tales como: el de Blas Carrillo Benavente y su esposa Dolores Moreno, ocupando una de las cuatro esquinas. El colmado de José López (el tío Plantas); en el que, con posterioridad, se instaló en el mismo lugar «La Poncila», frente a la mueblería de Joaquín Carrillo Martínez (mayor). Siguiendo adelante, nos encontrábamos con el colmado de Claudia Tomás (viuda de Yepes) y su célebre estanco, que regentaba con su hijo Pepe Yepes Tomás (Pepe el de la Claudia) y, posteriormente,  la  regentaron sus nietos, Crisantos y Ernesto. Dicho estanco estaba ubicado junto a la peluquería de la familia Caracena Ortega y frente al edificio que fue el reducto de la Inquisición en Ulea. Actualmente, desde hace  poco tiempo, dicha peluquería ha cesado en su cometido.

Siguiendo más adelante, haciendo mediana con la Casa de la Inquisición, nos encontrábamos con la fábrica de las cañas de Casto Abellán, hoy colmado de Juan de Dios y Mari Sole y sus herederos. Unos pasos más, justo enfrente del colmado nos encontramos con la casa solariega de quien fue más veces alcalde en la historia del municipio del pueblo Gumersindo Cascales Carrillo.

Aunque todos los vecinos son igual de importantes, mencionaré a Emilio Tomás Pastor (Emilio el de la Soledad», un longevo servidor y rematante del pueblo. Enfrente, Santos, Rafael Martínez, junto a las escalinatas del engalanado «Porche de Ulea». Frente al mismo, Elisa, Inés y Antonio «El chato», hoy casa de los herederos de Antonio López (El López). Frente a ellos, la casa del «Bomba y la Barquera», lindantes con José Emilio y Ginesa, hoy de Antonio Morales y Cati.

Prosiguiendo el itinerario, haciendo linde con calle Alta, se encuentra la vivienda de José Carrillo Hita, maestro nacional de las escuelas de Ulea y Alcalde durante diez años; y su mujer Rosa Herera. Enfrente de ellos se encontraba el tradicional Colmado de Luís Yepes (El Chopano» y Sacramentos Salinas, en donde se servían los célebres «caldos con pelotas» y «los bizcochos borrachos»; haciendo esquina a las escalinatas la calle de Abajo.

En la otra esquina de la calle de Abajo, nos encontramos con la casa de Adrián y Carmen. Adrián tuvo el honor histórico de ser el primer transeúnte que cruzó el Puente sobre el río Segura, montado en su carro, el día de su inauguración en el año 1925. Frente a ellos el no menos célebre Francisco Bermejo (El Chispa), uno de los palmeros más famosos del pueblo y su comarca y, junto al chispa y Elena, se encontraba la «Posada de Genaro», siguiendo con los herederos de de Juan de Dios Martínez y su esposa Adelina, famosos panaderos de la localidad.

La calle va llegando a su fin, pero aún quedan moradores ilustres de dicha rúa. Junto a los panaderos vivía el célebre Francisco Ramírez y su esposa Adela Torrecillas; él, apodado «El Pava», porque en la banda de música, inaugurada en el año 1910, tocaba el saxofón y, como emitía sonidos roncos, sus mismos compañeros le pusieron el apodo de «Ramírez el de la Pava» y, un poco más adelante, el famoso colmado de Hilario López y Luisa Ortíz; haciendo esquina con la calle Ramón y Cajal; antigua calle del «Arrabal». 

En la misma confluencia de la calle Ramón y Cajal, con la calle O´Donnell, a principio de la década de los años 60, el Ayuntamiento construyó un kiosco con la finalidad de que Juan Martínez Gómez «El Baldao» pudiera buscarse la vida sin tener que ir arrastrando su anatomía por las calles del pueblo ya que caminaba apoyando las manos y las rodillas, debido a las secuelas de su poliomielitis.

El Baldao, hombre amable y servicial, era querido por todos los ciudadanos y, con el patrocinio del Ayuntamiento y de la empresa Tomás y Valiente, se representó la obra teatral «Gigantes y Cabezudos» cuyos beneficios fueron dedicados a comprarle al bueno de Juan «El Baldao» un triciclo con manillar manual, que le proporcionaba su traslado por las calles del pueblo.

Frente al colmado de Hilario, los célebres «Caravanas», padres del sencillo y añorado Vicente «El Tente», y junto a ellos, otra casa señorial: la de Gregorio Tomás Ramírez y Luz Valiente y sus descendientes, Paco y Julián; Corresponsales del diario murciano «La Verdad» y el cineasta Mariano Carrillo Valiente; posteriormente Alcalde desde el 16 de marzo del año 1956 hasta el día 22 de diciembre del año 1961.

Afrontamos el último tramo de la calle y, en primer lugar nos encontramos con la casa de Joaquín Carrillo Martínez (el de los muebles) y su esposa Encarnación Espinosa Hernández: padres de los siete hermanos Carrillo Espinosa. En los bajos de dicha vivienda instaló una empresa de envasado de especias, pimentones y frutos secos, con la denominación de: Pimentón «Los Carrillo», Especias «María Encarna» y Frutos secos del País «La Tía Clarisa» 

Enfrente, vivían Narciso y Mariquita «La Molinera» con un nuevo colmado y una nave aledaña en donde se trabajaba  el esparto; haciendo, cordel, soga, lía y cordeta, según el grosor. En dicha casa vivía el añorado «Narcisín» quien, a la edad de 35años, falleció ahogado en las aguas del río Segura en el paraje del «Azud de Ulea».

Prosiguiendo hacia «La Punta del Pueblo», nos encontramos con otra casa señorial del pueblo: la dn de las Escuelas. Con ellos, sus hijos Antonio (médico), Vicente (maestro nacional) y Pepe (comerciante).

Junto a ellos, la última casa de la calle, habitada por Tomás Moreno y Dorotea Carrillo Benavente, abuelos de los alcaldes José Moreno Yepes y  José Bolarín Cano. Frente a esta última casa, se encontraban unos ensanches de la fábrica de cítricos del Conde Heredia Spínola, regentado por uno de sus administradores, Jesualdo Cascales Carrillo.

En este punto finaliza esta calle, que discurre entre «Las Cuatro Esquinas» y la «Calle Carretera del Molino», antigua Calle de «Las Eras» y qué, siendo Alcalde  Joaquín Miñano Pay, recibió el nombre de «Calle de O´Donell», con el que se le sigue conociendo en la actualidad.

Esta calle, como todas las del pueblo, tiene graves riesgos de inundaciones. Por tal motivo, los distintos Regidores, desde hace unos 60 años, han procurado paliar estas circunstancias con sucesivas reformas; hasta el punto de que no solo ha desaparecido el riesgo de  inundación de las casas, sino que han adoquinado todas las calles con tal maestría que son la admiración de cuantos ciudadanos  nos visitan. Por su construcción y conservación.

FUENTE: CRONISTA

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