HISTORIOGRAFÍA DE LAS CALLES DE ULEA. PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN
Jun 23 2022

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Plaza de la Constitución de Ulea

La actual «Plaza de la Constitución» con anterioridad ubicada en la que hoy es la «Plaza Poeta Vicente Medina», tiene su origen en unos terrenos que hasta el año 1492, los propietarios Mara Piero y Francisco López, regaban sus tierras con las aguas que elevaba la noria instalada por los Árabes.

Algunos historiadores escriben que ya existía esa noria en tiempos de los romanos, en las inmediaciones del poblado Tardo-Romano. Con posterioridad, fue propiedad de la familia Rueda y Benavides y Almeida y, más cercana en el tiempo, de los Condes Villar de Felices. Actualmente es una pieza de Museo.

Pues bien, estos huertos, ubicados en «el Paraje de la Cuna», colindando por su parte norte con un almacén que hacía las funciones de una mezquita, fueron donados a las autoridades civiles y eclesiásticas del pueblo, para que se construyera allí la sede del primer Ayuntamiento del pueblo. Dicho ayuntamiento fue inaugurado en el año 1492; situado el edificio en la esquina noreste de «La Cuna»; en el lugar denominado «Sitio de la Cruz».

El pequeño solar que quedaba delante del Ayuntamiento fue acondicionado como una placeta sin árboles y, como estaba junto a la Casa Consistorial; se le denominó «Plaza del Ayuntamiento» y, desde allí, se trazaron unas radiales que conformaron las primeras calles de Ulea.

La actual «Plaza dela Constitución» ha tenido una larga e interesante historia y, cuando se edificó la iglesia de San Bartolomé en el año 1505, edificada sobre los muros de la mezquita, allí estaba enclavado el primer cementerio oficial que ha tenido el pueblo, y por consejo de «Los Caballeros de la Orden de Santiago», a dicha plaza se le dio el nombre de «Plaza de  la Iglesia”.

El acceso desde la plaza hasta la iglesia, se hacía por un camino estrecho, de tierra sinuoso para aliviar el repecho. A dichos caminos, estrechos y angostos, nuestros antepasados le llamaban «Camino o sendero de Cabras».

Con posterioridad, se regularizó el mercadillo público de los domingos, en dicha «Plaza de la Iglesia» y, los ciudadanos optaron por llamar a dicha estancia «Plaza del Mercado»; a pesar del malestar en el seno clerical que consideraban menospreciado el nombre de «Plaza de la Iglesia».

Los años iban pasando y tanto las autoridades políticas, como las eclesiásticas y el sentir popular de ciudadanos y mercaderes, dieron lugar a que mentes más preclaras fueran capaces de evitar los conflictos que generaba en los ciudadanos humildes y sacrificados y, en un pleno del Ayuntamiento, cuyo único punto a tratar era el de solucionar los conflictos que generaba nuestra plaza principal; acudieron grupos populares que opinaban de formas dispares y, una propuesta prevaleció sobre las demás: «Plaza Mayor”.

Desde el XVI;  hasta bien entrados el año 1939, se le siguió denominando «Calle Mayor»; sin ocurrir altercado alguno. Su nombre tuvo una aceptación unánime. Sin embargo, al acabar la contienda civil española, siendo alcalde Francisco Miñano y Miñano, en dicho año 1939, a la Calle Mayor se le cambió por el de «Plaza del Generalísimo”.

Durante 40 años mantuvo esa nomenclatura, sufriendo varias reformas urbanas, en las distintas bocacalles que afluyen a dicha plaza así como en la solería de la misma que fue de tierra apisonada, de piedra mezclada con tierra, de piedra menuda apisonada, de asfalto y adoquinada.

También sufrieron transformación las escalinatas de subida a la iglesia y, al muro que soportaba el pretil de las escaleras y explanada de la iglesia, se le abrieron unas oquedades qué, con el tiempo, fueron tiendas de venta de carnes, de pescado fresco, de telas y, la cuarta, habitáculo para guardar herramientas del Ayuntamiento y enseres de la parroquia. Los huecos siguen estando, pero solo funciona la última nave. En la actualidad del año 2019 han sido rehabilitadas y allí, se ha instalado el Belén de la Navidad 2019-2020. Se ha remozado dicha plaza, de tal forma que da realce y señorío a los edificios emblemáticos como son: El Ayuntamiento, la iglesia parroquial de San Bartolomé y la casa parroquial o Casa Eiffel

En esta época, se ensanchó la plaza ya que al entrar vehículos rodados- cada vez de más tonelaje, no podían dar la vuelta y, de esta forma se mejoraba la entrada y salida de dichos vehículos hasta el corazón de nuestro pueblo. Este problema quedó resuelto, de forma definitiva con la abertura de las calles Ana Caicedo, Henchidor, Reino de la Región de Murcia- todas en el paraje del Henchidor- y la posterior abertura de la «Calle Avenida de los Reyes de España».

En estos tiempos estaba ubicada en la plaza Generalísimo, la célebre “Farmacia” Botica de Rafael y, en el mismo edificio, se habilitaron locales para barbería y peluquería, sala de consultas y enfermería médicas y un locutorio telefónico cuyo servicio quedó inaugurado el día 8 de noviembre de 1903, tras aprobarlo el Ayuntamiento presidido por el Alcalde Antonio Tomás Sandoval; los bares del Tío Pío y dle Eulogio.

Además, Pepe Pérez Véliz («el perete de Villanueva»), casado con la vecina Fina Tomás, montó un taller, al principio de bicicletas y, posteriormente, de motos, hasta que buscando otros horizontes, optó por emigrar a las Islas Baleares.

También, en dicha plaza, se ubicaba una Escuela Nacional de Párvulos, en cuyo local, tras trasladarse al nuevo Grupo Escolar, fue utilizado por Vicente López Fernández «Vicentico el moro», como «colmado» y, en el rincón que linda con la Calle Preciados, el de Tomás y Adoración. Junto al Ayuntamiento, José María Pérez Poveda montó un taller de reparación de calzado, hasta qué, el día 22 de diciembre del año 1961, fue nombrado Alcalde de Ulea.

Pero, con el tiempo, la sociedad española votó a nuestros políticos pidiéndoles que se volviera a la democracia, reivindicando todos los derechos y obligaciones que se habían perdido.

Así ocurrió y tras el fallecimiento de Francisco Franco, «os Padres de la Constitución” (1) elaboraron la célebre Carta Magna, sancionada por el Rey Juan Carlos I el día 27 de diciembre del año 1978 y, publicada en el B.O.E. el día 29 del mismo mes y año y, como consecuencia, siendo Alcalde de uestra localidad Joaquín Moreno Tomás , se le cambió el nombre a dicha plaza del «Generalisimo» por el de «Plaza de la Cosntitución”; nombre que conserva, en la actualidad, en el rótulo callejero.

(1) Los Padres de la Constitución, fueron: Gabriel Cisneros Laborda, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, y José Pedro Pérez-Llorca Rodrigo; por el partido U. C. D. Gregorio Peces-Barba Martínez; por el partido P.S.O.E. Jordi Soler Turá; por el partido Comunista de España Manuel Fraga Iribarne; por el partido Alianza Popular y, Miquel Roca Junyet; por Minoría Catalana.

En la actual «Plaza de la Constitución” confluyen seis ramales o hijuelas o salen de ella; según se mire, que articulan a dicha plaza con el resto de la población. A saber: por la parte norte nos encontramos con las escalinatas que dan acceso a la iglesia del pueblo, en donde estuvo ubicado el transformador del alumbrado eléctrico, adosado a la pared de ese templo, desde su inauguración, el día 9 de diciembre del año 1901.

Según indica en sus páginas «El Diario de Murcia» del día 10 de diciembre del mismo año, siendo Alcalde Damián Abellán Miñano y, también, al histórico «Callejón del Campanario» que se diseñó a la vez que la iglesi de Ulea. Dicho callejón otrora sucio y maloliente es hoy en día, una calleja limpia y bien urbanizada en donde viven ciudadanos y están emplazadas dos casas rurales muy bien acondicionadas.

Estas escalinatas, también, dan acceso al pórtico de la iglesia y a la «Plaza Manos Unidas»; así como a la entrada de la «casa parroquial», también llamada «Casa de Eiffel» por ser diseñada por el célebre ingeniero francés.

Por el este de la plaza, nacen las calles «Cervantes» antiguo «camino de la Cuna» y la «calle José Antonio», antiguas calles Alfonso XIII, con anterioridad Alfonso XII y, desde su apertura, en el siglo XV, «Calle Mayor».

Por el sureste confluye el ramal de la «calle Binondo» que lleva dicho nombre desde la segunda mitad del siglo XIX, tras el regreso de Filipinas del fraile Jesualdo María Miñano López. Dicho ramal confluye con la Plaza de la Constitución a la altura del «Rincón» en donde estuvo ubicada una cafetería y hoy es una suntuosa Casa Rural.

Por el extremo sur de la plaza, se desciende por unas escalinatas hacia la calle «Calvo Sotelo»- en su origen «calle Jardines», en donde estuvieron ubicadas las escuelas nacionales antes de construirse el actual Grupo Escolar Santa Cruz. En la misma esquina de dicha escalinata, en una vivienda de la familia Tomás, se instaló «el Perete de Villanueva» taller de bicicletas y motos.

 

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