POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Antes de comentar mis «Histories» permítanme, al igual que hacían antiguamente los predicadores al iniciar su homilía, que susurre esta breve oración: «Dominus sit in corde meo et in labiis meis».
Lo hago devotamente con el temor -casi la seguridad- de meter la pata en mis textos. Si hablo de merluza, si menciono tierras de más allá de Pajares, si cuento «cuentinos» de cachopos, si por error «trastoco» fotos… ¡yo qué se!, me llueven «llamadas al orden» y «bofetadas intelectuales» para «dar y tomar».
Así que vamos a ver si en esta ocasión «El Señor está en mi corazón y en mis palabras» porque atendió mi súplica.
1.- LOS HOJALDRES DE «CASA PRUDO».
Ustedes habrán adivinado ya -por repetido- que CASA PRUDO no existe. Es una forma más de criptolenguaje que, a modo del lenguaje alquímico, solamente entendemos los «ya iniciados en la secta»; en este caso, la familia y amigos de gran confianza.
«Hoc suppositum, vayamos a la mesa.
Ya el otoño nos avisa de fríos cuasi invernales y, claro, todo nos invita a unos guisos calientes, sustanciosos, energéticos… Potes de berzas o de rabizas, arroces cremosos con costilla, fabadas (que no «fabadones») con su compango tentador… Y caldos, muchos caldos «pa matar el gusanillo» y entrar en calor.
Hoy en el virtual CASA PRUDO comeremos FABADA; una fabada elaborada con «fabes de La Riera de Colunga», chorizos y morcillas «de casa» y salazones (lacón y panceta) de Tineo.
¡Ah! Y «de entrada», pero sin abusar, «unes lonchines de jamón serrano» (comprado en Astorga) y unos hojaldres de langostinos con pisto que son una maravilla.
Como los preparo yo (que soy el «xenru» de Prudo «el molineru») les doy la receta:
En una lámina de hojaldre congelado (ya en su punto de temperatura) corto cuadrados de unos 6-7 cm de lado. Los coloco sobre una bandeja de horno engrasada con mantequilla y horneo hasta que «suban» y ofrezcan color dorado. Saco del horno y dejo enfriar.
Aparte, preparo un sofrito con aros finos de cebolla y tiras delgadas de pimiento verde. Y, aparte también, frío al ajillo doble número de langostinos medianos como cuadrados de hojaldre hice.
Abro en horizontal los hojaldres y relleno con una cucharadita del «pisto» y dos langostinos. Cierro las dos capas con un palillo y coloco en una fuente.
Finalmente, adorno en corona con lonchas de jamón ligeramente «bañadas» con aceite de oliva virgen extra.
En la foto que acompaña este comentario se aprecia lo que explico.
2.- LOS CACHOPOS DE «CASA ANICETO» EN JIMÉNEZ DE JAMUZ.
El otro día, hablando de unos cachopos leoneses (los asturianos «de les Asturies de Oviedo» diríamos de «pasau el puertu»), una lectora amiga, GEMA PEDROSA ALVAREZ, me insinuaba esta propuesta: «Hombre, ya que habla de cachopos leoneses comente también los que preparan en CASA ANICETO, en Jiménez de Jamuz, porque son de llamar la atención.
Pues nada, nada… ¡Vamos p´allá!. Yo, siempre obediente… y sufridor.
Les cuento. Jiménez de Jamuz es un pequeño núcleo de población perteneciente al municipio leonés de Santa Elena de Jamuz, englobado en la comarca conocida como Tierras de La Bañeza.
Este pueblo tiene tradición artesana muy antigua en el mundo de la alfarería, tradición que aún mantiene en la casi media docena de alfares que continúan en esa actividad. El gran arquitecto catalán Antoni Gaudí (1852-1926), cuando diseñó y dirigió la construcción del Palacio Episcopal de Astorga utilizó piezas de cerámica fabricadas en los alfares de Jiménez de Jamuz.
Pues, amigos míos, en JIMÉNEZ DE JAMUZ, «CASA ANICETO» es otro de los templos leoneses donde el cachopo de ternera es «explosión de fantasía y de calidad» .- Utilizando una metáfora climatológica podría decirse que es como una «ciclogénesis explosiva» en su relleno, en su calidad y en su cantidad. Un «vendaval» de sabores, ¡vaya!
«Jimy» (porque es «jiminiego») y su esposa María, que es avilesina, son los artífices de esta «gaudiniana» obra de arte. Se la resumo tal como me lo contaron:
Como «envolvente» dos buenos, grandes y finos filetes de ternera. Como «relleno»: lonchas de queso de oveja, mousse de pato, cecina de CASTROCALBÓN, crema de queso trufado, salsa de boletus. La fritura se hace rebozando el cachopo en harina y huevo batido (no en pan rallado).
Este cachopo, galardonado por la crítica gastronómica especializada, ya consiguió premios importantes y altas calificaciones.
Se prepara para dos personas.
Termino ya. Espero y deseo que mi antiguo alumno, el profesor de Universidad Dr, David Rivas, «anticachopista visceral», me absuelva de mi pecado de promoción «cachopera». «¡Ye lo que hay, fíu!»