POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Uno de estos días semanasanteros al subir a la iglesia de San Andrés, vi sobre un pedestal, una especie de penitente, con una bocina. Cuando me acerqué pude comprobar que se trataba de un homenaje o reconocimiento a la bocina.
Recordé y, busqué el libro publicado en 2010 por Miguel Hueta y Manuel López “400 años de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno”.
Uno de sus apartados se llama “La bocina”, de aquí extraemos” La primera mención que disponemos se encuentra en las cuentas de los años 1703-1713, en un apartado está escrito” se compró sebo para la bocina”. En 1720 “pago a P. García de 340 maravedíes por tocar la bocina dos años”. En 1721 “se compra una bocina nueva por veintidós reales que pagaron a medias la Cofradía del Nazareno y la de la Sangre de Cristo”. En las cuentas de 1772 a 1780 figura “14 reales que se pagó al que tocó la bocina”, no se indica el nombre ni los años en que realizó esta función”.
De las deducciones y de los recuerdos de las bocinas hasta los años sesenta, era una trompeta de un metro y medio de larga, metálica y recubierta de cuero, lo que justifica la compra de sebo. La bocina tenía una doble utilización, para abrir paso anunciado la proximidad de la procesión de Viernes Santo y sonar en determinadas noches de Cuaresma, recordando que el día siguiente era de ayuno y abstinencia.
Las que recordamos de mediados del siglo pasado tenían un sonido lúgubre y eran tocadas por dos indigentes que recibían por ello un modesto estipendio. Desaparecidos éstos, se apagó el sonido lacrimógeno, esperemos que no sea para siempre.
Tras enumerar algunos lugares en que podrían tener alguna conexión, se finalizaba el texto con esta frase “Bien podría la Cofradía incorporar a la procesión del Viernes Santo, unas trompetas que recordarán las antiguas bocinas”.
En 2014, Jorge Martínez y Tomás Peña, iniciaron las gestiones con artesanos locales para realizar una nueva bocina, probando los sonidos para que tuviesen parecido con las desaparecidas. Fue Basilio Cuevas, el que en latón realizó la bocina con unos tres metros de larga, que se toca por todos los barrios de la localidad, al llegar la Cuaresma, cada viernes por la noche. También abriendo la procesión en la madrugada de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
En este año 2019, le ha otorgado Diario “Jaén”, a esta iniciativa uno de los Premios de “Jaén única”.
José Luis Ruiz Lozano ha sido el artífice de esta obra, con el título de “La Bocina”.
“La idea surge un año atrás. Cuando en una red social, una serie de personas propusieron realizar un monumento cofrade. Yo me comprometí a realizar el proyecto de la misma. Este año hace dos semanas antes de vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, Jorge Martínez me recuerda el compromiso.
El Proceso ha sido: En primer lugar modelé la obra en terracota dándole el acabado final. A continuación saqué un molde por piezas en escayola.
Posteriormente se montaron las piezas del molde y se vertió sobre el mismo el mortero (cemento, mármol granulado y colorante). Una vez pasadas 24 horas se rompió el molde, quedando la pieza definitiva, que fue cincelada y repasada manualmente. En la semana y media de proceso han tenido que colaborar varias personas para poder llegar a tiempo.
Darles las gracias a Juan Antonio Martínez, Jorge Martínez, Chema Romero, Miguel y Miguel Román que trabajando en los últimos compases de la obra en ocasiones hasta altas horas de la madrugada, pudo ser colocado viernes de Dolores, porque después de estas fechas no tendría sentido.
Personalmente para mí ha sido muy gratificante poder realizar este proyecto en un periodo de tiempo tan corto. Espero que los villanovenses y turistas puedan disfrutar de la obra y que sea de su agrado. Que la Fe y el Sentimiento cofrade perdure a lo largo del tiempo”.