POR ÁNGEL ESTEBAN CALLE, CRONISTA OFICIAL DE CASLA (SEGOVIA)
El sábado pasado, día 3 de diciembre, a mediodía, se ha celebrado en Casla un emotivo acto, dedicado a recordar la figura de Victoriano de la Serna Gil, cuya niñez está muy vinculada a esta localidad de la Sierra de Segovia, donde se halla la casa solariega de la familia De la Serna Gil, aunque el lugar de nacimiento del popular torero homenajeado fuera Sepúlveda. Su hijo José Ignacio descubre una placa y un relieve, en memoria del “pase de las flores” de Victoriano.
Para iniciar este acto, tomó la palabra con estas palabras el Alcalde de Casla, Óscar San Juan García, quien señaló: “Nos hemos reunido hoy para rendir un homenaje a Victoriano de la Serna, un maestro del toreo, cuyas raíces familiares están muy vinculadas a nuestro pueblo de Casla, ya que aquí, donde ahora nos encontramos, se encuentra precisamente la casa en el cual pasaron por lo menos una parte de su niñez tanto el propio Victoriano como sus hermanos y luego algunos de sus descendientes”.
Añadiendo “nuestra intención –añadió- es poner de relieve estas circunstancias, quizás poco conocidas, pero sí importantes hasta cierto punto, aunque el lugar de su nacimiento sea Sepúlveda que, por cierto, es la cabeza de partido a la que pertenece este municipio de Casla”. “Por todo ello –terminó diciendo-, contando con el decidido apoyo de la familia De la Serna, nos ha parecido oportuno organizar el presente acto para recordar, fundamentalmente, la relación de Victoriano con sus raíces casliegas”.
A continuación, como Cronista Oficial de Casla y coordinador del acto, expliqué: “En mi caso, el motivo de mi participación aquí reside principalmente en mi vinculación personal y de mi familia a varios miembros de la familia De la Serna, sobre todo al hermano de Victoriano, Rafael de la Serna Gil, buen novillero, a su mujer, Marita, y a los hijos de ambos: Carmiña, Estrella, Rafa -que estaba casado, por cierto, con mi prima Sofía-, Luis Carlos, Rosa Mari, Marilí y Ponchi, como los llamábamos coloquialmente desde nuestra niñez, cuando jugábamos juntos, tanto en su casa como en la de mis padres”.
Añadiendo “No puedo dejar de recordar ahora –indicó- esos años felices, en los que mantuvimos un estrecho contacto durante la temporada que ellos pasaban en Casla, donde nosotros residíamos al ser mi padre, Ángel Esteban Aránguez, el médico titular de Casla, Sigueruelo y Siguero”,
“También me parece justo recordar –subrayó- las conversaciones que tuvimos Rafael padre y yo por nuestra mutua afición a la poesía, durante las cuales yo le leía mis primeros poemas y él, como buen sonetista, me recitaba sus sonetos, recogidos en un libro editado por Aguilar en 1973 y titulado “Poemas de seda y oro”. Algunos de esos sonetos tienen que ver con nuestro pueblo, como el dedicado al “Cristo de Peña Negra”, y otro que fue publicado en el programa de las Fiestas de la Virgen de la Estrella, el año 1963, con el cual pienso terminar mi intervención.
Se titula “¡¡¡Casla!!! Cuna de pastores” y dice así:
Llena de resonantes trashumancias,
de historias de rediles y balidos
de rebaños errantes, esparcidos
por tus campos de niebla y de nostalgias.
Reclinada en el tiempo y las distancias,
en tu recinto aún se oyen los aullidos
de los fieros mastines, confundidos
con tus recuerdos, rosas sin fragancias.
En tus cansados muros, vieja amiga,
su anemia de dolor, prende hoy la ortiga
donde vagaba el viento entre esplendores.
Y en tu leyenda antigua, en tus corrales
aún hay sombras de rudos mayorales
y gritos de fantásticos pastores.
A continuación intervino Pedro Consuegra Masedo, médico anestesista muy vinculado al mundo taurino, dentro de su profesión, y también a la familia De la Serna, dentro de los muros de la casa solariega de Casla, ya que sus abuelos maternos Valentín Masedo y Felipa Peña fueron sus guardeses, y vivieron y murieron aquí.
Pedro Consuegra puso de manifiesto la excelente relación mantenida por él mismo y por sus familiares más directos, incluida su madre, Valentina, con los miembros de la familia De la Serna Gil, quienes, entre otras cosas, le facilitaron los primeros libros de cuentos que pudo leer en su niñez. Asimismo, durante su intervención, recordó también con precisión cómo eran entonces todas y cada una de las dependencias del complejo formado por la casa principal, la de los guardeses, y los lugares reservados al ganado, a las leñeras, a esquilar las ovejas, etc.
Por último, un hijo de Victoriano de la Serna Gil, José Ignacio, fue quien actuó como representante de toda su familia para recoger y agradecer el homenaje que se estaba dedicando a su padre, junto a su casa. Con voz emocionada, afirmó que éste era uno de los días más felices de su vida, tanto por el homenaje a su padre en su localidad como por estar rodeado por muchos de sus familiares y amigos al lado de su casa matriz.
Al terminar su alocución, también fue él quien descubrió, en una pared del jardín de dicha casa, un relieve de piedra representando “El pase de las Flores” de Victoriano, original del escultor de Sepúlveda Juan Emilio Cristóbal Martín, así como una placa metálica en la que se puede leer: