POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN).
Cruces en hornacinas
El origen de las diversas hornacinas en las que figura solamente una cruz, me han contado en varias ocasiones, que obedece a que en este lugar se cometió, algún crimen pasional, o que era el lugar donde habitaba algún vecino que había tenido una muerte violenta.
Hasta seis cruces me indicaron que hubo en la localidad, aunque en la actualidad solamente, queda una.
.- Cruz en la calle Angosta
Su origen es común a todas. Situada en una calle de la parte antigua de la localidad.
Esta hornacina con una verja de hierro, guarda en su interior una cruz de madera.
En este espacio con sabor a encontrarnos en un periodo medieval, nos encontramos cada noche del dos de mayo, como todos los vecinos visten y adornan una cruz en las fiestas del patrón de la localidad, el Cristo de la Vera-Cruz. Adornado esta pequeña plaza como los patios cordobeses o cruces de Granada, destaca por su originalidad y la convivencia de los vecinos, que cooperan en la construcción de la cruz y comparten viandas y bebidas, mientras llega el jurado para calificar la cruz.
.- Cruz de los caracoles
Nos ha llegado su ubicación en el inicio de la calle de San Pedro, en donde Villanueva poseía algunas tenerías. Una cruz redonda con una gran cruz de madera negra, que arreglaban y adornaban en la fiesta de la Cruz.
Cuentan que se llamaba así, ya que las gentes que vivían en este lugar de la Pasadilla, recogían numerosos caracoles y los traían para lavarlos en el cercano pilar de la Fuente Vieja, de aquí su nombre.
Esta hornacina con su cruz de madera de un metro de alto, fue quitada, al construir un nuevo edificio. La cruz se entregó a la Iglesia Parroquial.
.- Cruz de la calle de los Mudos
Se llamaba así por residir en ella dos hermanos mudos. Es la calle de las encrucijadas, estrechas, encaladas, para perderse en la historia de la noche, cercana a las viejas murallas, que dejan ver algún resto de ellas. En esta cruz no nos hablan de crímenes pasionales, simplemente que los dueños quisieron en su fachada, colocar la cruz y darle culto en el mes de mayo. Unas obras recientes dejaron al descubierto una bóveda de color verde que pudiera pertenecer a alguna pequeña capilla. Esta vieja casa dejó lugar a una nueva construcción.
Hubo otras hornacinas con cruces en la Calle Cruz Dorada, Nogueruela y calle Úbeda.
Mi agradecimiento a José Luis Nula, Tomás Peña, Patro, Francisco, Encarna, Lola, que me evocaron recuerdos de su infancia.