Un recorrido por los distintos centros hospitalarios que ha tenido Melilla a lo largo de los últimos siglos fue el contenido de la conferencia ofrecida ayer por el director del Centro Asociado de la UNED y cronista oficial de la ciudad autónoma, Antonio Bravo, dentro del programa de actividades organizado con motivo del XXV Aniversario del Hospital Comarcal.
Aunque el título original de la charla era ‘Los hospitales del Norte de África en el siglo XX’, Bravo amplió el ámbito temporal de su intervención, extendiéndose hasta principios del XVII. De hecho, la la primera imagen que mostró fue un plano de 1604 en el que aparecía un hospital en la Plaza de los Aljibes, junto a la casa del gobernador, en Melilla La Vieja, uno de los tres que hubo en el antiguo recinto amurallado.
El segundo fue el Hospital de San Francisco, en la calle de la Iglesia, que, como curiosidad, contaba con 61 camas y una botica. Las boticas y los herbolarios eran importantes en aquel entonces puesto que, por la ubicación geográfica de Melilla, las medicinas tardaban en ser repuestas. Hospital Real
El de San Francisco fue el que precedió al Hospital Real, o del Rey. Las obras comenzaron en 1758 sobre planos de 1752, pero en 1774 aún no estaba terminado. Sufrió varias remodelaciones para adaptarlo paulatinamente a las necesidades de los profesionales médicos. El Hospital Real permaneció en funcionamiento hasta septiembre de 1929. Posteriormente fue utilizado para otros fines, pero su desuso provocó que el edificio sufriera un gran deterioro, hasta que recientemente se restauró para convertirlo en el Archivo de la ciudad.
Otros hospitales citados por Bravo fueron el del Peñón Vélez de la Gomera (que sufrió la peste) y el del Peñón de Alhucemas (que hoy ya no existen), dos centros ubicados en las Islas Chafarinas (utilizados para establecer cuarentenas), y el hospital de Orán.
En las primeras décadas del siglo XX, fueron las campañas de Marruecos las que aumentaron las necesidades sanitarias de Melilla y su entorno, debido al incremento de población, compuesta principalmente por soldados. Hubo que pasar de dar asistencia a unas 3.000-5.000 personas en Melilla La Vieja, a un contingente de 50.000 militares. Era esta una población sana, por joven, pero expuesta a los combates, de ahí que las heridas fuesen el objetivo fundamental de los facultativos.
En otros puntos del norte de Marruecos la situación era distinta, ya que el principal foco de problemas eran las enfermedades. Patologías que en la España de 1910, si no estaban erradicadas al menos tenían tratamiento específico, en Marruecos aparecían con mayor severidad.
Respecto al norte de Marruecos, Bravo citó centros como la Escuela de Medicina, el Hospital y el Hospital Español de Tánger (que hoy es un asilo para unas decenas de españoles), así como el Hospital Civil, la Escuela Universitaria y el Hospital Militar de Tetuán.
En Melilla se habilitaron diversos edificios para ser utilizados como hospitales. Fueron los casos del teatro Alcántara, la Iglesia y la Alcazaba. Hasta 1913 existió el Hospital del Buen Acuerdo, compuesto por barracones. Hasta 1928 estuvo en funcionamiento el Hospital Alfonso XIII, en los terrenos donde hoy se levanta la base militar. Llegó a disponer de más 1.600 camas. Hospital Militar
Del mismo modo se utilizaron barracones para la construcción del Hospital Militar, también conocido como Hospital Docker por el tipo de edificaciones de madera desmontables de que constaba. Con el paso del tiempo, los barracones se transformaron en edificios de sillería. Llegó a contar con 750 camas e incluso un apeadero para ferrocarril.
Un centro que resulta más desconocido en la actualidad fue el Hospital Gómez Jordana (ubicado donde ahora se levanta la sede de la Universidad de Granada), en funcionamiento entre 1913 y 1931 y que se dedicó a enfermos infecciosos. Por su parte, la actual Escuela de Artes y Oficios fue entre 1909 y 1933 un centro hospitalario que atendió a la población marroquí a partir de 1921.
En 1915 se proyectó un edificio para que albergara una escuela, al que finalmente se le dio uso como hospital: el de la Cruz Roja. Fue el hospital civil de Melilla desde 1922 y hasta 1990. El Hospital de la Cruz Roja presenta la peculiaridad de que su iglesia está erigida por un sistema de bóvedas, no mediante vigas.
En este punto, Antonio Bravo puso fin a su conferencia, ya que el Comarcal, construido hace veinticinco años, “no es materia para un historiador”. No obstante, mostró fotos de cuando se allanó el terreno para levantar el edificio.
Fuente: http://elfarodigital.es/ – Antonio González