La colonia sueca y un numeroso contingente de «franceses» de origen oranés y ascendencia española – «pied noir»-, que se habían establecido mayoritariamente en Marsella tras la independencia de Argelia, que era un buen punto de partida para iniciar el recorrido a bordo de un automóvil por una costa que aún no tenía nombre propio pero que reunía múltiples atractivos.
Aunque entre ellos no estaba precisamente el de una oferta de alojamiento de calidad, a principios de la década de los sesenta se había consolidado una pequeña pero notable planta hotelera de lujo con hoteles jalonados en la costa que ofrecían una estancia de lujo para suecos, franceses e ingleses.
1954
En el año 1954 fue inaugurado en el paseo de las Rocas -hoy paseo de Juan Aparicio- el «Hotel-Bar-Restaurante Las Rocas», situado en uno de los sitios más bonitos de Torrevieja, constituyendo en aquella época un alarde de instalación y buen gusto. Se trataba del más moderno instalado en todo el litoral de la región y en el que la empresa constructora no regateó esfuerzo económico alguno, dotándolo de toda clase de detalles para que el veraneante cosmopolita contara con cuantas comodidades requiriese para pasar una temporada plácida y feliz. Contaba con dos singulares pistas de baile estilo americano -una interior y otra exterior-, donde se situaban las más prestigiosas orquestas españolas, argentinas y mejicanas, acompañadas con sus mariachis, que amenizaban las tardes y las noches, destacando «la bellísima Vocalista el Torbellino microfónico, Amparito Deltell y la Gran Orquesta Gumar».
A esto se le unía una soberbia barra americana de dieciséis metros de longitud servida por expertos barman que atendían a los visitantes con la más fina distinción, siendo esta una de las características esenciales de este moderno hotel, construido en el lugar más estratégico del paseo, en la curva junto a las calles Ramón y Cajal y Moriones.
Las habitaciones, dotadas de los servicios propios a todo confort, completaban el grato ambiente, sin que se pueda quedar sin reseñar su magnífico restaurante donde se cocinaban exquisitos platos cocinados por el gran Esteban, especializado en las clásicas paellas. En el hotel disponía el visitante desde el restaurante perfecto, donde saborear los más apetitosos platos hasta el más cómodo apartamento donde descansar sin la menor molestia ni ruidos, pues la dirección del hotel tuvo en cuenta hacer un edificio aparte con espaciosas habitaciones independientes, instaladas con todas las comodidades.
Apartamentos Torrejón
En 1962 abrió en la zona de las calas «Apartamentos Torrejón», con restaurante, supermercado y «boite», donde se celebraban bailes amenizados por renombradas orquestas de la zona y, por si no era suficiente: a 15 pesetas la consumición en sesión de tarde, y a 25 pesetas por la noche. Estaba abierto todo el año y las habitaciones de «gran confort» disponían de calefacción central, agua caliente y teléfono en todas las habitaciones.
El «Hotel Berlín», levantado en el cabo Cervera, junto a la torre del Moro, fue inaugurado en el mes de julio de 1962. En un principio contaba con dos plantas, ampliándose al siguiente año con tres nuevas alturas. Todas las habitaciones con baño y calefacción, terrazas, jardín con vistas al mar. Bar, cocina internacional española. Con aparcamiento, piscina solárium y una pequeña discoteca.
El «Hotel Edén Roc», edificado a mediados de los años sesenta por una familia francesa de ascendencia torrevejense en las proximidades de la Torre del Moro; fue ampliado en 1969. Disponía todos los avances técnicos, de una inmejorable cocina francesa y española, además de unas amplias terrazas con espléndidas vistas al mar en donde celebrar bodas, comuniones y bautizos.
Hostal Caliche
A finales de los años sesenta abrió el «Hostal Caliche», en la calle Pedro Lorca, tras la playa del Cura, regentado por Mariano Vallejos y su mujer que anteriormente habían regentado durante muchos años el «Merendero El Caliche», en la playa del Cura. Sus salones además de comedor durante el estío, se utilizaba para celebraciones diversas: bodas, bautizos, comuniones y banquetes diversos, con especialidad en arroces y con extenso surtido en aperitivos y cocina.
Todos estos establecimientos se caracterizaban por su pequeño tamaño, su clientela casi exclusivamente extranjera, en su mayor parte de origen francés, sueco y madrileño, y un trato familiar que ofrecía ciertas comodidades añadidas a las bondades de un litoral paradisíaco con un clima sumamente benigno.
FUENTE: https://www.informacion.es/opinion/2022/12/03/hoteles-mar-torrevieja-79527647.html