POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
No, hombre, no: No se asusten ni me consideren iconoclasta y quemador de santos.
Nada de eso. Hoy vamos a tratar de un pez de alta calidad, visitante en nuestras costas en tiempos de primavera-verano, que muchos llaman «samartín» o «san pedro» y al que los científicos denominan Zeus faber L.
Siguiendo nuestra costumbre, para entrar en situación, o «composición de lugar», hablaremos un poco de esos tres curiosos nombres.
Lo de ZEUS le viene por el aquel de la alta calidad de su carne que tal parece deba ser dedicada al dios Zeus, que es Júpiter.
Lo de Faber, que en latín significa artesano, guarda relación con la forma de los huesos de su esqueleto que semejan a los instrumentos de un herrero.
Los de «samartín» o «san martín» no guarda relación alguna con San Martín de Tours, santo francés que veneramos cada 11 de noviembre, sino con «martius» o mes de marzo, que es el mes primaveral en que este pez nos visita.
Se trata, por tanto, de un pez «martino» o «marcino».
La gente, en su fervor devoto, lo asoció erroneamente a San Martín.
¿Y lo de San Pedro?
Pues aquí el asunto es más curioso y legendario.
En el evangelio de San Mateo (17,27) leemos que Jesús, para poder pagar el tributo obligado para la conservación del templo de Jerusalén, le dijo a San Pedro: «Vete a la mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y en ella hallarás una moneda; tómala y dala por ti y por mi».
Y San Pedro fue a la mar, y echó el anzuelo, y picó un pez… y al sacarlo del agua el bueno de Pedro dese pinchó con una de las espinas dorsales y… ¡claro!, soltó un sonoro taco de esos que llevan ¡jota! y son liberadores de energía.
Jesus le reprendió de este modo: «Pedro, allí donde pusiste los dedos para coger el pez, aparecerán dos manchas negras en recuerdo de tu mal hablaje”.
Esas son las dos manchas oscuras que aparecen en los costados de tan exquisito pescado.
Pues nada, hoy lo prepararemos en ASADO A LA PLANCHA CON SALSA DE MANZANA.
El pez, eviscera y limpio, se salpimenta al gusto y, en plancha, se asa por las dos caras según costumbre.
La plancha ha de estar muy caliente (al principio) y previamente engrasada.
El pez ha de resultar muy tierno y jugoso en su interior.
Ya en su punto, se abre en espaldera y se ofrece en fuente plana complementado con una salsa de manzana.
Esta se prepara así: En agua con sal (poco) y un punto de canela cuecen dos manzanas asturianas (peladas y sin corazón) cortadas en trozos. A media cocción se añade un vaso de sidra natural y una copa de licor de manzana. Cuece todo mansamente. Después se pasa por un parapuré, debiendo resultar una salsa espesita (no en exceso).
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