POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Dice un refrán muy asturiano que «el diañu cuando non tien que facer, col rau espanta les mosques».

Bueno; pues esto es, más o menos, lo que sucede cuando pretendes cocinar un plato sin forzar la imaginación y utilizando «cosuques residuales» que hay por el frigorífico o por el congelador.

¡Qué cosas!

Ya pergeñada la idea -previa «inspección del material»- fui a buscar algún librejo de esos raros que tengo para hacer realidad el guiso proyectado y, ¡oh maravilla!, encontré donde no tenía que estar un precioso librito sobre normas de higiene personal y de urbanidad en la mesa.

Fue abrirlo y encontrarme con este consejo:

.- «El aseo en la persona , muchos bienes proporciona».

¡Demonios!, me dije, voy a seguir leyendo y dejar de pensar en guisos. Y rápidamente busqué las normas de conducta en la mesa:

«… Ni con la boca beber ni sorber,
ni roer huesos, con mucho apecho,
ni beber con los ojos puestos en el techo,
ni soplar lo que se ha de comer,
ni bebiendo glu-glu-glu hacer
en el paladar; y saber pedir,
y cosas de asco nunca decir;
blando mascar y sin son beber…»

Hay que reconocer el olvido en que han quedado estas normas y, ¡quién sabe, si a lo mejor convendría que se volvieran a explicar en escuelas y colegios!

Vuelvo al guiso de les cosines sobrantes: unos langostinos medianos, unas «gulas» (que no angulas), unas setas… Y, ¡zas!, a guisar todo eso con unas patatinas.

Lo hice así:

Eliminé cabezas y caparazón de los langostinos; freí las cabezas en aceite y, aplastadas con un tenedor, añadí agua. Tras unos hervores colé el caldo. En él, y con un poco más agua y un chorro de vino blanco puse a cocer las patatas en una cazuela.

Aparte, preparé un sofrito con aceite y pimiento rojo y lo sumé a las patatas en cocción.

Aparte, también, preparé «al ajillo» los langostinos y las gulas.

Ya casi finalizada la cocción de las patatas añadí todo y las setas.

Rectifiqué de sal y dejé que diera unos hervores durante unos 5 minutos.

Dos horas de reposo, calentar de nuevo y servir en la misma cazuela.

El resultado, muy apetitoso, lo deducen de la foto.