POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (ALICANTE).
Mis más antiguos recuerdos alcanzan hasta los finales de los años cincuenta del siglo pasado. Entonces los únicos “apartamentos turísticos” que habían eran las propias viviendas de los torrevejenses que alquilaban en los meses de verano a familias venidas de las vegas media y baja del río Segura –“las huelgas”, por dedicar su estancia en la ciudad salinera a descansar y holgar-; por este motivo, muchos torrevejenses pasaban el verano en algún almacén de redes convertido en vivienda provisional que llegaba a albergar a varias familias. La temporada veraniega, en aquellos tiempos, no era tan larga como ahora. Los primeros veraneantes llegaban a Torrevieja para la Virgen del Carmen y el grueso de la colonia lo hacía en torno a la fiesta de Santiago. Para finalizar las vacaciones en los primeros días de septiembre, salvo los pocos que tenían casa o chalet propios, que alargaban algo el veraneo; estos eran los menos, pues la mayoría de familias pasaban el “tiempo de baños” en casas alquiladas, tanto si era la temporada completa como si el alquiler se concertaba por menos tiempo, a veces por una o dos semanas y, obviamente, viviendas en planta baja.
Algo muy importante antes de alquilar una casa era tener la certeza de que la familia alquilaba no había padecido enfermedades graves, especialmente contagiosas… También se valoraba mucho que la casa a contratar tuviera aljibe que “hiciera buena agua”, pues no todos los aljibes eran iguales. Algunos de las ‘huelgas”, cuando habían visto la casa y eran su gusto las condiciones, pedía a la dueña un vaso de agua recién salida del aljibe, tomaba un sorbo, y si era buena alquilaba la casa, de lo contrario, como a veces sucedía, buscaba otra. El aljibe del Casino de Torrevieja “hacía” muy buena agua, como igualmente el del “Hotel y Café de España’. Todo esto, realidad entonces, nos pueden parecer hoy día cosas del medievo…
A mediados de los años sesenta del pasado siglo XX, la ciudad alzaba las primeras ‘edificaciones altas’, se comenzó a levantar el edificio más penetrante en el cielo que Torrevieja había tenido nunca: diez alturas destinadas a hotel, además de un ático donde se encontraba “Un Restaurante sobre el mar ‘El Gaviota’”. Todas las plantas iban ser dedicadas a hotel; dos ascensores y escalera, en una portería, a la que se accedía por el paseo de Vista Alegre -entonces de José Antonio-; y otra escalera, ascensores y portería, por la calle Calvo Sotelo -hoy calle Azorín. El restaurante abrió sus elegantes salones con vistas infinitas hasta el horizonte mediterráneo, degustándose pescados frescos, mariscos de verdadero lujo y variedad de arroces. El ‘Hotel Gaviota’, que así se iba a llamar, no se llegó a inaugurar y el restaurante tuvo que cerrarse al poco tiempo. Las diminutas habitaciones fueron vendidas una a una; algunas convertidas en oficinas de ventas, otra en peluquería, otra albergaba al consulado de Noruega y Finlandia, el resto se fueron uniendo para utilizarlas de vivienda ¡Final de un hotel de ensueño!
En 1972, comenzó a construirse una mole en altura y cuerpo que taponaba su salida al mar de las calles Bergantín y Goleta. En la punta Carral, en la playa del Cura, la hoy llamada punta de ‘Las Columnas’ se empezó a levantar el conjunto residencial ‘Punta Miramar’, en primera línea del mar. Terminados los edificios ‘Timonel’ y ‘Bergantín’, se alzó el edificio ‘Sirena’; anunciándose como viviendas de lujo, con garaje con lavadero y engrase, y con grandes facilidades de pago. Por último, en la misma punta también llamada punta Margalla, se construyó un edificio de mayor altura que la permitida para edificaciones destinadas a viviendas, debía ser el ‘Hotel Residencia Bambú’, con piscina, jardines, galería comercial, etc. Otro ‘resbalón hotelero’.
En 2011, se hicieron modificaciones urbanísticas para propiciar el uso hotelero en diferentes puntos del término municipal como ‘Campico de San Mamés’, ‘Sinforosa’, ‘Palangre’, frente a la playa de los Náufragos y otros que serán proyectados en las cercanías de la Residencia de la Seguridad Social, en la calle Maestro Casanovas.
El Plan General de Ordenación Urbana de Torrevieja obliga a que el 30% de la superficie total de estos terrenos se destine a uso hotelero y la propuesta inicial de Metrovacesa es levantar un hotel en la torre de menor altura, que será de entre 19 y 25 pisos, y podrá medir un máximo de 81,4 metros.
La firma Metrovacesa inició el trámite para la construcción de tres rascacielos en Torrevieja, dos de ellos dedicados a viviendas y el otro a establecimiento hotelero. Las torres alcanzarían una altura de hasta 93 metros. Este proyecto se unió al de la empresa Baraka, para levantar en el terreno ubicado justo al lado otros dos edificios que alcanzarán los 82 metros de altura: las ‘Torres Sinforosa’y que contarían con 26 pisos en 82 metros de altura. De igual forma, una parte de los rascacielos tendrá que ser para uso hotelero.
¿Será el torrevejense el único animal que tropieza cuatro veces en los mismos ladrillos?