POR MARÍA VICTORIA HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LOS LLANOS DE ARIDANE (CANARIAS)
Costumbres palmeras de Jueves y Viernes Santo. En las fotos junto a Marcelino Rodriguez y los huevos secos que se conservan, el más antiguo de 1980 y el más reciente de 1987.
Cuando llegaba el Jueves y Viernes Santo los vecinos de La Laguna, en Los Llanos de Aridane, retiraban unos huevos puestos por las gallinas esos dos días señalados de la Pasión de Jesús. Con una lápiz hacían constar el día y el año y los resguardaban en un lugar seco y oscuro, normalmente la alacena o aparador del comedor. Allí se resguardaban mientras clara y yema se iban secando. En año sucesivos se iban incorporando otros. Totalmente secos su merma ronda un 40% de peso. En algunos casos y por los continuos giros de los huevos la yema se desprendía totalmente de la clara y la llamaban «perla».
El interior, que llamaban «coral» (suponemos que por el color y forma), se cortaba en lajitas y se preparaba con aguardiente un ungüento y a modo de cataplasma se ponía sobre el pecho de la persona que tuviera un ataque de asma. Al parecer la mejoría era considerable.
Así lo relataron a Marcelino Rodríguez Ramírez, del Grupo Etnográfico Baile Bueno, las hermanas Maruca e Irene Acosta Cruz (las sabalas), ya fallecidas, quienes recibieron estos saberes populares de su madre Juana Cruz Martín (1889-1978).