POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Era el año 1945, concretamente el día 17 de mayo, cuando el Gobernador Civil de la Provincia, el Excmo. Sr. D. Cristóbal Gracia Martínez, giro visita oficial al Ayuntamiento de Ulea, por primera vez en la historia.
Al llegar con su séquito a la plaza del Generalísimo, fue recibido por las Autoridades civiles y eclesiásticas, a las puertas del Ayuntamiento, ante una atronadora ovación.
Sin embargo, al penetrar un par de metros en el interior de la Casa Consistorial, se encontró con un edificio inhóspito, indecoroso e insuficiente para la finalidad a la que estaba destinado.
No siguió más adentro de aquel edificio en el que las goteras habían dejado unas marcas indelebles y, además, ocasionaban una gran humedad y, dada la suciedad que almacenaba, alguien del séquito en voz baja, cuchicheó al Sr. Gobernador: ¡Dicen que hay ratas!
Al regresar al Gobierno Civil, envió una carta al Sr. Alcalde Presidente del Ayuntamiento de Ulea, indicándole que se efectuara su restauración de forma inmediata. El Sr. Alcalde contestó al Excmo. Sr. Gobernador que sabían el estado en que se encontraba dicho edificio pero, «no había dinero» para adecentarlo.
Así siguió la Casa Ayuntamiento, durante más de tres años; hasta qué, en febrero del año 1948, la nueva Gestora Municipal consiguió de la Excma. Diputación Provincial, la cantidad de 34,992´11 pesetas. Dineros con los que se comenzaron las reformas, por el sistema de «Administración Propia» con albañiles del pueblo de Ulea.
Para finales del año 1948, la Casa Consistorial estaba adecentada y, quienes fueron testigos de la espantada del Gobernador Civil D. Cristóbal Graciá Martínez, canturreaban con sorna:
¡Ya puede venir a Ulea el Sr. Gobernador que ni se va a manchar ni se lo van a comer las ratas!