POR ABRAHAM RUIZ JIMÉNEZ, CRONISTA OFICIAL DE CEHEGÍN (MURCIA)
El actual Campo-Santo fue promovido por la Iglesia Parroquial de Santa Mª Magdalena en vista de que el existente- que también lo fue por la misma Parroquia, entonces Santiaguista, con la cooperación de las familias notables, en cumplimiento de las disposiciones del rey Carlos III, que prohibió el enterramiento en los templos por razones de salubridad- estaba materialmente ocupado.
El párroco a la sazón, que era el Dr. don Pedro Alcántara Hernández inició las gestiones en búsqueda del terreno apropiado, lo que puso en conocimiento del Ayuntamiento, pero éste detuvo la operación pues deseaba que el nuevo cementerio de la población tuviera carácter civil y fuera de propiedad municipal. El tiempo corría, el Ayuntamiento no disponía de efectivo, y la necesidad apremiaba, lo que obligó a que el cura párroco plantease al Ayuntamiento la cuestión de confianza, pues la Iglesia había conseguido de doña Emilia Chico de Guzmán, condesa viuda de Campillos, la cesión de los terrenos y un préstamo sin interés de la cantidad necesaria para los primeros gastos, lo que se le devolvería con el rendimiento del propio cementerio.
Pronto comenzaron las familias a levantar sus panteones y a trasladar restos desde la antigua necrópolis, operación que detuvieron los vecinos llegando al extremo de que por el año 1960 se había producido un estado de ruina total que precipitó los acontecimientos cavándose un gran osario con los restos que no retiraron, sobre los cuales se levantaron en parte los cimientos de la actual Iglesia de San Antonio de Padua.
Hay abundantes referencias sobre el Cementerio Viejo, que tenía panteones de gran belleza y abundantes enterramientos en la tierra para quienes eran recibidos en ella por caridad.
En cuanto al actual, llamado Cementerio Eclesiástico ‘Virgen de las Maravillas’, está cuidadísimo y su Junta Administrativa -presidida por el cura Párroco de la Magdalena- ha tenido necesidad de adquirir terrenos colindantes pues los primitivos se habían quedado también obsoletos por la edificación y ocupación de nichos.
El cura que llevó a cabo aquella empresa, don Pedro Alcántara, estuvo en Cehegín durante los años 1910 al 1913, en que por concurso pasó de Párroco-Arcipreste a San Juan, de Albacete, actual catedral; fue Canónigo-Arcipreste de la Catedral de Jaén y martirizado en Hellín el día 21 de agosto de 1936, está incluido en la causa de beatificación que siguen el Obispado de Albacete y el Arzobispado de Toledo, pero sus restos reposan en el cementerio que él logró levantar.
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