POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
Esta mañana, a la hora del Ángelus, me asustó la primera campanada de las doce y exclamé: «¡Hostia!». Añadí enseguida: «Bendito sea Dios». Estaba en el campanario de la Iglesia de Santa María, de Muros de Nalón, con su párroco, Don Antonio Díaz, praviano él. Sí, dije «hostia» a destiempo, no como las campanas, que a sus tiempos tañen y a sus tiempos callan.