POR JOSÉ ARTURO CASTILLO RAMÍREZ, CRONISTA DE RÍO GRANDE, ZACATECAS (MÉXICO)

Franciscano, patriota de la guerra de Independencia y capellán de la Hacienda de Tetillas; se unió al contingente liberal a principios de 1811. Él y demás insurgentes que la historia ya conoce, salen de Saltillo el 17 de marzo con rumbo a Monclova y de ahí dirigirse al vecino país; pero al llegar al punto acreditado como Acatita de Baján, los sorprende la traición, haciendo prisioneros a los próceres y junto con ellos también el franciscano local.

El gobierno realista ordenaría se les juzgara en la ciudad de Durango a clérigos y religiosos aprehendidos, solo con la excepción de don Miguel Hidalgo que se le trasladaría a la ciudad de Chihuahua.

En acatamiento de esa disposición, serian separados llevándose como prisioneros solo a los eclesiásticos a la ciudad de Durango en donde serian internados en las prisiones conventuales de San Francisco.

El 25 de junio de1812, el virrey Venegas decretaría una ley que suprimía la obligación de degradar los sacerdotes antes de ser fusilados y en base a esa ley se terminó el juicio y se dictó sentencia de muerte contra aquellos religiosos. Se encontró en el santuario de Guadalupe un acta de sepelio como resultado de un proceso histórico de investigación, acta que definitivamente dejaba fijada la fecha de esa ejecución.

Teniendo este lugar la mañana del 17 de julio de 1812 en un punto llamado ahora “La Cuesta de la Cruz”, no lejano de San Juan de Dios, próximo a la ciudad de Durango, en donde efectivamente una triste cruz, que es inequívoco fue la que le dio el nombre de la cuesta, y un cúmulo de guijarros apilados, marcan el lugar preciso de aquel infausto acontecimiento.

En esta acta quedó perfectamente determinado que la ejecución de fray Ignacio Jiménez y Fray Carlos Medina nativo de Guadalupe, Zac. Fue el día 17 de julio de 1812, pero también se atestigua que en esa fecha no fueron fusilados los clérigos Nicolás Nava, Francisco Olmedo, Antonio Belán, Antonio Ruiz y José María Salcido, todos ellos mencionados en la parte que de aquella famosa aprehensión a favor el Teniente Coronel don Simón de Herrera al Brigadier Don Félix María Calleja. Desconociendo si estos religiosos también fueron llevados a Durango como la historia lo afirma.

Hasta antes de 1991 la sepultura de Fray Ignacio Jiménez se encontraba en el interior del Panteón de oriente de la Ciudad de Durango, siendo en el sexenio del Gobernador Ramírez Gamero que exhuman los despojos del insurgente en fecha de 15 de septiembre de 1991 y lo trasladan a una cripta de la rotonda donde descansan Los Personajes Ilustres del Estado de Durango.