POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
Se acaba de celebrar en Carabantes (Soria) un congreso de historia que tratar de desentrañar la vida en común y los entresijos de las poblaciones, a un lado y otro de esa imperceptible línea territorial que es la raya castellano aragonesa.
Mas allá del contenido de las ponencias y trabajos que se presentaron me importa destacar la alta participación y el compromiso de un ayuntamiento en la organización del evento.
Empezando por lo segundo, llama la atención que un pueblecito de nuestra España vaciada, de apenas una veintena de habitantes sea capaz de albergar durante todo un día a casi 120 personas para asistir a un congreso de historia. Y esta es la otra cuestión sobre la que conviene reflexionar.
Interior de la ermita de la Virgen de la Mata
Hoy que tendemos a minusvalorar nuestra trayectoria como pueblo ignorando ese pasado que nos ha permitido llegar hasta aquí, es de resaltar que un domingo, justo después del cambio horario y de la noche en que muchos pueblos han celebrado Halloween, 120 personas se dieran cita desde primera hora de la mañana en Carabantes, sextuplicando su población por un día.
La ermita de la Virgen de la Mata acogió las sesiones del congreso, en cuya explanada se habían dispuestos mesas con café, bollería, información sobre la zona y recepción de asistentes. Lleno total en la ermita -que no es pequeña- y notable interés en el seguimiento de los diferentes trabajos que se presentaron. A mediodía, comida y por la tarde visita a la localidad y concierto de música tradicional.
Siendo la inscripción gratuita, cabe pensar que el propio ayuntamiento subvencionó la jornada, lo que para una entidad local tan pequeña habrá supuesto un gran esfuerzo. De la parte técnica e histórica, el buen hacer de María Blasco hizo el resto.
A modo de conclusión podemos afirmar que La Raya interesa, que la historia común une y que cuando se trabaja al unísono no hay reto insalvable.