POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
Algunos celebran hoy San Justino (unos lo nacen en Samaria, otros en Pumarín), filósofo del siglo II que se declaró cristiano ante el emperador Marco Aurelio.
Se conservan las actas sobre su juicio y cuando el alcalde de Roma le pregunta si persiste en declararse cristiano, Justino se manifiesta públicamente seguidor de Cristo.
El alcalde le da otra oportunidad: “Si ofreces incienso a los dioses, ¡por Júpiter!, te retiraré los grilletes y los aplastapulgares”. “¡Ca!”, se negó Justino. “.
¿Crees que irás al Paraíso cuando te corte la cabeza?”. “Lo creo y tendré vida eterna”.
El alcalde hizo una señal a los verdugos y allí mismo torturaron a Justino y lo decapitaron. Con lo fácil que le hubiera resultado ofrecer incienso a Marte y a Júpiter y soltar:
“Me cago en el Reino de los Cielos por imperativo legal”; hoy hubiera cumplido unos 1.882 años con la cabeza sobre los hombros; olvidado, eso sí, por cagueta.
Fuente: http://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/imperativo-legal.html