POR MARTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE GETAFE (MADRID)
Hoy es un día muy triste lleno de emociones y sentimientos que sentimos en nuestro corazón y en nuestro alma cuando un amigo se va, un amigo muy querido por todos los que hemos tenido la fortuna de compartir momentos importantes de su vida.
Miguel Ángel fue un hombre íntegro, afable, de gran talante y sobre todo, con una educación tan exquisita que sus conversaciones y manifestaciones eran propias de un hombre íntegro, bondadoso y generoso, incapaz de agraviar o incomodar a cualquier persona, por cualquier gesto por él realizado o palabra que pudiese prestarse a equívoco.
Miguel Ángel ha sido un sendero de paz y de armonía por el que a uno siempre le gusta transitar. Miguel Ángel, era paz, nobleza, sensatez y equilibrio, dotado de un sentido común y de una generosidad que desborda los sentidos de cualquier persona que haya tenido la suerte y la oportunidad de contar con su amistad y su cariño.
Yo podría estar horas hablando de Miguel Ángel, pero nadie más que su familia va a sentir con tanto dolor su pérdida. Su esposa Ana, su hija María Jesús, su nieto Víctor y su yerno Carlos, siempre lo llevarán en lo más profundo de su corazón, porque nadie mejor que ellos han podido estar rodeados de tantísimo cariño, de tanta generosidad y de tantas cosas buenas. Sé, que para nosotros los creyentes, él estará ocupando un ligar preferente a la derecha del Padre, porque Dios es amor y nadie mejor que Miguel Ángel para demostrarnos a todos que de amor y entrega él estaba sobrado.
Descansa en paz, queridísimo amigo y ya más relajado nos encontraremos en ese lugar de privilegio que seguramente tú ya has encontrado y yo también aspiro a encontrar. Allí compartiremos nuestro tiempo y jugaremos alguna que otra partida a la «cuatrola», para que nuestros amigos del pueblo no se enfaden con nosotros cuando metemos la pata o nos equivocamos de carta, pues tú y yo somos gente de paz y amamos a la familia y a los amigos .
Un inmenso abrazo, y todo mi consuelo y cariño para esa gran familia que dejas, que va a sentir cada día, cada hora y cada minuto, su ausencia.
Víctor, su querido nieto que ha sido su ojito derecho,, estará siempre vigilado por ese abuelo tremendo y bondadoso, que disfrutará a raudales de su querido «Geta y de su Real Madrid».
Desde Ahí Arriba, verás el fútbol y las cosas de la vida, de todos nosotros en estado puro, como si las viéses en varias dimensiones.
Que Dios te acoja en el seno de su gloria y que brille para ti la luz eterna. Descansa en paz amigo.