POR MARTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE GETAFE (MADRID)
Hoy ha fallecido un gran amigo mío, paisano torrejoniego, «pepinero» de adopción y extremeño de pura cepa.
José Luis Díaz, amigo muy querido y de mi misma quinta, como decíamos antaño. Vivimos juntos una infancia austera pero feliz, donde el medio rural estaba vivo y frondoso, la primavera despertaba los sentidos, el crudo invierno llenaba nuestros pies, manos y orejas de sabañones y el futuro terminaba en caminos polvorientos. Cuando nuestra ilusión aterrizaba siempre en un plato de sopas y en la mayoría de la sociedad del medio rural, la pobreza y la miseria se hicieron costumbre.
Llegado el momento, el aire puro del pueblo producía asfixia, nos cansamos de escuchar y quisimos decir algo, ya no era suficiente oír el sermón dominical y en esa situación decidimos abandonar nuestra tierra para encontrar un futuro mejor para nosotros y también para nuestros hijos.
José Luis aterrizó en Leganés, lugar donde residen también, muchos paisanos del pueblo, como ocurre en otros municipios de la Comunidad de Madrid, Getafe en mi caso, o Alcorcón, Móstoles o Alcalá de Henares en otros.
Hemos buscado el arraigo en nuestros pueblos de destino, pero añorando siempre nuestro querido pueblo. Afortunadamente, algunos de nosotros conseguimos esa integración total en los pueblos que nos recibieron, otros siguen intentándolo, pero siempre se interpone la añoranza y la morriña de la tierra que nos vio nacer. Y José Luis ha sido uno de esos que siempre tuvo en su corazón a su querido Torrejón el Rubio. Nunca desaprovechó la oportunidad de pasar en el pueblo largas temporadas, a pesar del sacrificio que supone desplazarse con frecuencia a tu tierra natal. La distancia en su caso nunca fue el olvido.
Querido amigo José Luis, en mi nombre, en el de mi familia y estoy seguro que en el de todos los amigos que hemos compartido contigo y con Toñi grandes momentos de nuestra vida, deseamos que Dios te acoja en el seno de su gloria y que te conceda el descanso eterno, eso sí, si es posible con un taquito de jamón y una copita de vino.
Descansa en paz hermano