POR FRANCISCO PRIEGO ARREBOLA, CRONISTA OFICIAL DE ZUHEROS (CÓRDOBA)
A Jesús Galaviz Campos, Maestro de Escuela, jubilado, y poeta preciosista, lo acunó en el mar de Cádiz «la zarpa azul del viento de levante» y el amor lo trajo a la Villa de Zuheros que: «aunque parezca dormir, está secando el rocío de la amanecida, al vaivén de un vientecillo perezoso que se aviva y se encalma». Tuvo que escalar los tajos del Bailón que se «escapa: entre cortadas de misterio y la sombra de los árboles que le dan su adiós…» para alcanzar las cotas que le imponía el corazón de Angelita Giménez, y el que le mostraban las gentes zuhereñas «de tertulias en la acera de la calle hasta avanzadas horas, aspirando como una esponja el frescor que rueda de los tajos y encanta la noche.»
Creyó encontrar un pueblo dormido y descubrió «un larguísimo sueño atalayado» donde « en la divina majestad de los sencillo late tu corazón» y roto por los siglos, despeñan las aguas bravas de «charco hondo» dibujando intermitentes las avenidas del Bailón, dejándole estos versos colgados en el puente.
Piedra y sueño, Bailón, es el haber
de tu ronco batir en la caldera.
Tu caballo de espuma y primavera,
tu sueño de besanas, tu poder,
la estrofa de cristal que fue tu ayer
hoy no es más que dolor de sementera.
Mas, al fin labrador, tu aliento espera.
Contemplas desde tu languidecer
cuántos vienen; quién va; quién se te queda.
Señor de estos barrancos y su historia,
notario del destino y la pasión,
cual eterno Quijano en tu roqueda,
proteges cuidadoso la memoria
que mañana la nieve hará canción.
Apreció los «altos miradores de brisa delgada, que se puede peinar como el cabello de una amante» y recorrió sus rincones quebrados entre requiebros de cal, descendiendo suavemente:
Una calle que baja vestida de novia,
el viacrucis de olor de cada sombra,
la forja que sostiene cada tiesto sobre un altar de brisas,
la herida azul del mediodía
y todo el campo que parece decir adiós pero nunca se aleja.
En 12 de septiembre de 2020, con las manos y la garganta temblorosa, y por iniciativa del amor que viniste a compartir; recibes en Zuheros el reconocimiento merecido a tu corazón, volcado en poemas a éste pueblo. Tu metáfora perfecta, tu pluma exacta y preciosista, se vaciaron en una oscura nocturnal, en un poema icónico, que imbuido de amor dedicaste a la Cruz de la Atalaya. Cruz que preside éste pueblo de Zuheros, y se eleva en la oscuridad de la noche como un ascua de esperanza y amparo para sus gentes, en este triste año de pandemia que nos ha tocado en suerte.
Tu poema no sabe de miserias si no de generosidad. De generosidad y amor llenaste las páginas de AMATO, que editó la Asociación Literaria Alhoja de Sevilla, liderada por nuestro recordado Manolo Barragán. Recordarás a Luisa Sala, en aquellas obras de teatro de los Quintero o Muñoz Seca, interpretadas en el teatro de Capitanía General; aquella Vida es Sueño en la Iglesia de los Terceros; y ya, con el inmortal Emilio Segura, en las primeras obras que se grabaran para Canal Sur, en sus inicios.
Después vino el homenaje poético a Abu Yagud Yusuf, alarife y maestro de alarifes, arquitecto de la torre que corona Sevilla, la Giralda. Aunque a mi me gusta recordar esa magnífica locución de la primera cinta en imágenes de video que grabaste sobre la historia de la Cofradía de las Cigarreras. El esculpido énfasis con que evocas a la cigarrera Virgen de la Victoria.
También estuviste a las duras amigo. Nunca creo que nadie pudo en tan poco tiempo, preparar un Pregón a la Semana Santa de Sevilla. Tu triunfaste en aquel, que hay que releer y releer, y se impartió en el Club Deportivo Militar de Suboficiales “San Fernando”.
Son pocos, pero tan ricos los rincones donde encuentro tu presencia en mi vida, y tanta la calidad humana que desprendes en tu hablar y actuar, que siempre estaré y estaremos aprendiendo de ti. Enhorabuena Maestro.
Bibliografía: Los demás versos insertados en este artículo pertenecen al Pregón de Feria impartido por Jesús Galaviz en Zuheros, agosto de 1981.