Numerosísimo grupo de actores en el escenario, unos más jóvenes que otros, pero todos de primera fila. Y Tatiana y Nicolai como modelo a seguir por estas jovencísimas promesas del ballet… Nuestra felicitación y agradecimiento a todos ellos. Pero volviendo al Ballet Clásico Internacional, nos llama la atención la extraordinaria calidad, frescura y juventud del cuerpo de baile. En esta ocasión, sin que podamos dejar de valorar la extraordinaria actuación de los dos primeros bailarines, especialmente en el grand pas o el paso a dos del segundo acto, se lleva cabo una espléndida labor de conjunto consiguiendo sin intentarlo, un extraordinario protagonismo.
Ballet clásico Internacional
El director general del Ballet Clásico Internacional, Andrey Scharaev, tiene una impresionante trayectoria artística y su experiencia le hace un excelente profesional. Tras graduarse de la Escuela de Ballet de Moldavia, trabajó como solista en el Teatro Nacional de Ópera y Ballet de Moldavia durante diez años. Además, actuó como solista invitado en giras por España, Portugal, Grecia, Alemania, Holanda, Bélgica, Suiza, Suecia, Finlandia, Noruega, Gran Bretaña, EE.UU. y Canadá. Finalmente se graduó como profesor y coreógrafo en la Academia de Música, Teatro y Bellas Artes de Chisináu (Moldavia) y trabajó en numerosas compañías de renombre como el Columbia Classical Ballet (EEUU), el Ballet Imperial Ruso, el Ballet de Moravia (República Checa) y el Philadelphia International Ballet Theatre (EEUU).
En cuanto a Tatiana y Nicolai Nazachevici son unos excepcionales solistas aclamados mundialmente. Antes de formar parte de esta compañía fueron solistas principales en el Ballet Nacional Chino, el Ballet de la Ópera de Moldavia y, recientemente, Nicolai recibió la Medalla de Artista de Honor de Moldavia. Aparte de su refinada técnica, ambos destacan por una excepcional capacidad de encarnar los papeles principales. Nicolai y Tatiana son capaces de hacer que el público sienta en el corazón las maravillosas historias del ballet: el amor entre Sigfrido y Odette (El Lago de los cisnes), la alegría festiva de El Cascanueces, o la maravillosa historia de La bella durmiente (Los tres ballets de Chaikoski que actualmente tiene en gira TSP Producciones). Aunque también la trágica historia de Giselle (de Adolphe Adam).
Los bailarines del Ballet Clásico Internacional han tenido trayectorias impresionantes en todo el mundo: La ucraniana Elyzaveta Savina se formó en la prestigiosa Escuela del Ballet Bolshoi y el japonés Seiyu Ogasawara, en la Academia Vaganova de San Petersburgo. Además, figuran otros artistas italianos graduados de la Escuela de Ballet de Milán, como Nicole Ferazzino, Erica Trabuio y Roberto Gadaldi. Por su parte, Sergei Iliin es un magnífico actor de papeles como la bruja Carabosse y el mago Drosselmayer, y Denis Donica es un perfecto brujo Rothbart. Por último, Mariana Rusu, gran coreógrafa de la Escuela de Ballet de Moldavia es otra de los maravillosos profesionales del Ballet Clásico Internacional que nos visita. Y que actúa bajo el soporte musical privilegiado y licenciado por la orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, sede de la Escuela Imperial, y con diseño de luces de Alexander Soloviev.
El Cascanueces (1892) es el tercer ballet de Chaikovski (tras El Lago de los Cisnes, 1877, y La Bella durmiente, 1890), y aglutina las experiencias y conocimientos acumulados por su autor tras los dos anteriores. Pero, pese a ser tan conocido, no desilusiona el hecho de saber cuál será el siguiente paso en el escenario. Al contrario, casi siempre supone una satisfacción añadida en el espectador, saber cuáles van siendo los sucesivos acontecimientos, y también cuál será el desenlace final. Por tanto, el factor sorpresa queda aquí descartado por completo, pero el hecho no hace sino valorar más aún una obra que cumplirá este año los 133 años desde su estreno, aunque se conserva fresca y actual año tras año.
Y puestos a comparar, la repetición en la admiración y el goce por las grandes obras plástico-musicales como el ballet, no difieren gran cosa de la irresistible admiración que nos produce la contemplación de un hermoso paisaje, la degustación de un excelente plato, o la cata de un sugerente vino… La sorpresa es una cosa, y el disfrute de lo ya conocido pero excelente, son otra bien distinta. Sin embargo, ambos conceptos producen el mismo placentero efecto en nuestros sentidos… Sin contar con que la experiencia y la repetición, nos hacen apreciar seguramente un nuevo aspecto o matiz impensado en el disfrute de lo material…
Pues bien, otra vez lo decimos, y otra vez nos encanta decirlo: Este Cuento de Navidad de Chaikovski vino a llenar nuevamente el Teatro Quijano. Y otra vez, además del lleno, nos llenó de satisfacción el éxito desbordante. Entusiasmo en el numeroso público, y emoción en los corazones de los espectadores que, por espacio de algo más de dos horas se trasladaron a otro lugar, a otras circunstancias, a un mundo mucho más amable y hermoso que el que a veces nos toca vivir. Y todo, gracias a Tatiana Solovieva Productions, que lleva tiempo viniendo a Ciudad Real (… 2017, 2024…), y que ahora ha repetido de la mano del Ballet Clásico Internacional, tras un año justo de calendario.
EL cascanueces
Como hemos dicho, El Cascanueces es un cuento de hadas-ballet en dos actos y tres escenas con música de Piotr Ilich Chaikovski, compuesto entre 1891 y 1892, y coreografía de Marius Petipa, encargada por el director de los Teatros Imperiales, Iván Vsevólozhski, en 1891. Se trata de una adaptación realizada por Alejandro Dumas (padre) del cuento El cascanueces y el rey de los ratones, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.
Es la víspera de Navidad, y una joven llamada Marie emprende una travesía llena de maravillas y misterio. Acompañada por El Cascanueces, se enfrenta a los ratones malvados, baila entre los copos de nieve y, finalmente, llega al ‘Palacio Mágico’. Allí, todos sus juguetes cobran vida y bailan en una fiesta inolvidable.
En los países occidentales, El Cascanueces se ha convertido en uno de los ballets más populares, representado principalmente en Navidad, desde su estreno el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo, en sesión doble con la ópera de Tchaikovsky, Iolanta. Mariluz Gª-Minguillán Molina (Escuela Quijote en Danza, Ciudad Real) ha preparado a los participantes en “Ángeles” y “Flores”. Mientras que Raquel Bernaola ha preparado a los “Niños en la fiesta”, y “Ratoncitos y Enanitos”.
Resulta interesante reseñar estas palabras de Tatiana Solovieva: “Motivados por compartir y fomentar el amor al ballet clásico, llevamos más de 20 años incluyendo a alumnos de escuelas de danza locales, en nuestras funciones de El Cascanueces”.