POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Asturias presenta el saldo vegetativo más alto de España, y no sólo por su vegetación, abundante en hartos y eucaliptos; nuestra ratio natalidad-mortalidad es de 5,6 nacimientos por cada 12,92 defunciones; la edad media de los asturianos roza el medio siglo y somos la región del mundo, junto con Japón, donde la esperanza de vida es mayor, y no porque seamos optimistas. Tenemos 74.000 personas octogenarias y casi 500 centenarias; disfrutamos de más parques infantiles que infantes y cada bebé cuenta con diez abuelos y veinte tatarabuelos. Tardamos en morir pero aún demoramos mucho más en nacer. Sea como fuere, a la vista del envejecimiento de nuestra población y la pujanza de las primaveras, el matorral acabará matándonos; seremos pasto de la selva, luego fuego, si caen rayos, después ceniza. De viejos pasaremos a grises. En fin, más viejas son las estrellas que animan las tinieblas.
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