POR JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES)
El concejo acordó desde 1531 que la imagen que en dicho año ejecutara el cantero Diego Durán, se colocase entre las dos torres del castillo, cumpliendo así con la venerable leyenda según la cual la Virgen se apareció con el Niño en sus brazos entre dos torres de la muralla, gracias a ella se reconquistó la ciudadela. Así se representa en el escudo de la Ciudad. Cinco decenios más tarde, en 1583, la escultura fue retocada por el escultor Juanes de la Fuente, activo en la ciudad por aquellos tiempos; al año siguiente sería policromada y dorada por el pintor Juan Sánchez.
En el año 1755, un año después de que se realizasen otras obras de mejora en la capilla de Nuestra Señora de la Victoria, se decide llevar a cabo “alguna obra que redunde en el maior y más honroso adorno” en acción de gracias ante el terremoto registrado a finales de dicho año. A principios de 1756, Fernando de Mendoza, nombrado comisario para las obras de la capilla, inicia los trámites para el comienzo de las mismas. Meses más tarde se ordena el libramiento de 530 reales de vellón de la “madera cortada para la obra de Nuestra Señora de la Victoria”. No obstante las obras no se habían iniciado aún en 1760. En abril de dicho año el procurador síndico pone en conocimiento del concejo las quejas que los vecinos la habían manifestado por el apilamiento de materiales en aquel sitio sin que los trabajos de ampliación diesen principio, de forma que “lo que se preparó para maior dezencia, produce oy indezencia a lo que es justo que la ziudad buelba los ojos”.
En 1809, con motivo de la entrada de las tropas francesas en Trujillo, D. Agustín Serrano, criado del Marqués de la Conquista, escondió la sagrada imagen en el Palacio de la Conquista. En 1854 fue devuelta la imagen de la Patrona a la fortaleza.
Entre los años 1911 y 1912 se realizaron nuevas reformas en la capilla. En la festividad del año 1912, se inauguró la nueva capilla del castillo, la obra fue costeada por el Excmo. Sr. Marqués de Albayda. Coincidiendo con este hecho se quitó la policromía a la imagen de la Patrona (1).
Al concluir la fiesta de la Patrona del año 1949, el Sr. Alcalde D. Julián García de Guadiana Artaloytia acometió una nueva reforma de la capilla acorde con los planos realizados por el arquitecto de la Dirección General de Bellas Artes don José M. González Valcárcel, y con la colaboración de Feduchi. Las obras de restauración de la ermita del Castillo comenzaron en los primeros días del mes de marzo de 1951,
Estas obras se realizaron por suscripción popular, la cual ascendió a 243.215 ptas. Esta Capilla sustituyó a la que entonces existía en la torre del homenaje, a la par que se construyó la casa del santero. Con motivo de las obras de restauración no solo de la ermita que cobija la imagen de la Patrona de Trujillo, sino también de la fortaleza, se hizo necesario trasladar la imagen a la iglesia de Santiago. Este traslado se efectuó solemnemente el sábado 21 de Abril de 1951 a las ocho de la tarde. Una vez restaurada la fortaleza, la imagen de la Patrona retornó a su capilla. Fue coronada canónicamente en el año 1953 por el Cardenal Cicognani. En la ermita de la Virgen, la Hermandad de la Virgen de la Victoria con motivo de la celebración de sus Bodas de Oro, colocó un mosaico de azulejos relatando este acontecimiento histórico tan importante para Trujillo.
En el año 2010 la empresa Construcciones Abreu, bajo la dirección del Arquitecto don Javier Mª Diz-Plaza, llevaron a efecto obras necesarias para la conservación y mantenimiento de la ermita-capilla de la Virgen de la Victoria. La ermita de la Virgen de la Victoria se sitúa entre las torres de acceso al patio de armas del Castillo de Trujillo, disponiendo de una planta de acceso desde donde a través de una estrecha escalera se accede a la capilla. La capilla se conforma de tres espacios diferenciados por dos arcos estructurales que dividen los espacios extremos abovedados y, el central coronado con una cúpula.
La cubierta de dicha capilla se conforma con la cúpula vista y revestida con mortero de cal y color tierra rojizo y, los laterales, en correspondencia con las bóvedas, son terrazas planas impermeabilizadas, con solado de ladrillo macizo colocado a espiga y canaleta embebida y evacuación a través de dos pequeñas gárgolas o huecos en la coronación de los muros almenados.
Dadas las condiciones y trazado de la cúpula, excéntrica en planta, supone que los canalones de evacuación de ésta, se sitúen uno adosado a las almenas y, el situado en la izquierda, construido por el interior de las propias almenas, con condiciones de encuentros y puntos singulares que han provocado la existencia de filtraciones sobre el paso de muralla e igualmente sobre el interior de la capilla, tanto en su muro lateral como en la cúpula y bóvedas descritas.
La solución constructiva que se llevó a cabo pretendía mantenerla en su forma pero fue precisa la sustitución de canalones así como facilitar su evacuación directa sobre las terrazas y, desde éstas al exterior debiendo para ello, avanzar la longitud de los finales de dichos canalones dado que previamente a las obras vertían sobre la propia cara de los muros.
Las obras que se ejecutaron:
1. Sustitución de canalones de fibrocemento por canalones o canaletas de cobre.
2. Colocación de “babero” de teja árabe en sus bordes superiores para evitar filtraciones en los encuentros de canalón-fábrica de ladrillo o mampostería.
3. Picado de revestimiento exterior de la cúpula y aplicación de nuevo revestimiento de mortero de cal con malla de fibra de vidrio que permita una mayor adherencia y continuidad en el revestimiento evitando así fisuras.
4. Obras interiores:
a) Eliminación de pintura plástica en paredes y techos.
b) Reparación de revestimientos con mortero de cal.
c) Limpieza de pilastras, nervios y arcos de ladrillo visto, eliminando capas de barniz que permitan la permeabilidad de la fábrica.
d) Aplicación de consolidante en fábrica de ladrillos para evitar su degradación.
e) Aplicación de pinturas al silicato sobre paredes y techos que permitan la transpiración y permeabilidad de los muros.
Obras descritas que no suponen alteración en el edificio sino que, únicamente tuvieron el objetivo de eliminación de humedades provocadas por la cubierta e interiormente reparar los daños ocasionados y adecentamiento final.
NOTA:
(1) Número Extraordinario de La Opinión, Semanario de Trujillo, 27 de octubre de 1912.