POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

El sacerdote uleano Miguel Tomás Abenza ordenado en el año 1754, fue cura patrimonista de la parroquia de San Bartolomé de nuestra ciudad, desde el año 1755 hasta el 1789, fecha que tuvo lugar su cese por traslado siendo reemplazado por Francisco Antonio López.

Don Miguel heredó de sus padres una hacienda importante, pero sobre todo, una gran cultura y unos ideales progresistas; poco comunes en aquellos tiempos. De las reuniones que mantenía en Murcia, con la progresía de la época llegó a entablar una gran amistad con los cultos regidores y clérigos murcianos, del siglo XVIII, entre los que figuraban los eruditos herederos del recientemente fallecido Juan Bautista Ferro.

Clérigos y personas significadas en el mundo de la política y de la cultura, se daban cita con frecuencia en casa de sus padres en Ulea. Debido a la influencia de personas tan preclaras, consiguió llenar las estanterías de su casa de gran cantidad de libros; a pesar de las dificultades para poder seleccionar lo que le interesaba y, después la adquisición de los mismos.

Si la colección de libros suponía una riqueza cultural manifiesta, más importancia tuvo la consecución de una gran pinacoteca, influenciada por el legado del Sr. Ferro y, transmitido por sus cultos herederos.

Los bienes agropecuarios que heredó de sus padres los legaron a sus herederos legítimos. Dichas fincas son las que, en la actualidad, se erige el emblemático edificio del Gurugú, mandado construir en el año 1870, por el militar Antonio Tomás Sandoval; descendiente directo (biznieto de un hermano de Miguel Tomás).

La sociedad cultural murciana a la que pertenecía, debió ser muy devota de la Virgen. De ahí que, en su pinacoteca, abundaran los lienzos alegóricos a la Madre de Señor y al Niño Jesús.

Antes de su muerte hizo inventario de los cuadros de su pinacoteca, considerada como un tesoro cultural, la cual legó al archivo parroquial.

Tras el fallecimiento de éste sacerdote Miguel Tomás Abenza, se hizo público el inventario de su rica y célebre pinacoteca. Como considero que es perfectamente inteligible, hago la trascripción literal, tal como la redactó el escribano. Es el siguiente:

“Quatro paisajes uleanos de tamaño mediano con marco negro. Un cuadro grande de Nuestra Señora con marco negro. Quatro cuadros del Nazimiento de Jesus con marcos negros. Seis espejos medianos y dos grandes ochavados de cristal con marcos negros y remates dorados.Cuadro grande de Nuestra Señora de la Leche con marco floreado. Dos cuadros de Christo Cruzificado con la Magdalena al pie de la Cruz con el marco de color negro y los perfiles dorados. Un cuadro grande de la Anunciazion con marco dorado. Un retrato del rey Carlos III con marco dorado. Un retrato del Papa nº 247 Benedicto XIV con marco negro y dorado. Un quadro grande de sus padres. Un cuadro pequeño de Jesus en el templo discutiendo con los doctores de la Yglesia con marco negro. Un cuadro mediano de Maria Magdalena y el niño con marco dorado. Zinco Relicarios de pasta con marco negro. Doze laminas con pintura en bronze de distintos santos de la Yglesia de San Bartolome de Ulea todas con marcos negros. Una urna con el Lygnum Cruzi en un cuadro con sus vidrios y gran luminosidad. Un cuadro de San Juan Bautista de gran talla y peana dorada. Una Cruz con peana de madera y perfiles de marfil. Una hechura de un Cruzifijo de madera. Un cuadro de Christo Jesus limpiando las heridas de un mendigo con mirada suplicante y agradezida con marco negro. Un cuadro con la portada de la Yglesia de Ulea con marco negro y dorado. Un retrato familiar con sus padres y hermanos con marco dorado y adornos florales”.

Este conjunto de cuadros, fue depositado, como he indicado, en el archivo parroquial de Ulea.