POR LUIS LISÓN HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE OJÓS Y ALGUAZAS (MURCIA)
Quiso el destino que, sin intención previa, los actos celebrados ayer en la bella población valricotí coincidiesen con el aniversario del primer matrimonio del abuelo Gabriel Moreno Peñalver, celebrado en dicha Villa el 26 de mayo de 1888, y el aniversario también de su fallecimiento en 1933, en la pedanía del Rodeo de Enmedio, del municipio de Campos del Río. Por eso, al mencionarlo durante mi intervención, fue un momento de intensa emoción.
No tengo palabras para expresar la gratitud a las numerosas personas que me acompañaron durante la ceremonia de investidura, procedentes de los pueblos vecinos, y, como no podía ser de otra manera, de Alguazas, Alberca de las Torres, Sucina, y la propia Murcia.
Allí estuvieron también los compañeros CRONISTAS OFICIALES DE ABARÁN, ALHAMA DE MURCIA, BENIEL, BLANCA, BULLAS, CARAVACA DE LA CRUZ, MOLINA DE SEGURA, MORATALLA, MULA, PUERTO LUMBRERAS, SAN JAVIER, SANTOMERA, TOTANA, ULEA, VILLANUEVA DEL RÍO SEGURA, ALBERCA DE LAS TORRES, CABEZO DE TORRES, EL RAAL y, naturalmente, yo mismo representando a ALGUAZAS. En total 21, a todos los cuales, una vez más agradezco su apoyo y compañía. Un grupo numeroso excusó su ausencia por diversos imponderables.
Ojós, sus autoridades y sus gentes se volcaron con nuestros invitados y conmigo, desviviéndose por que todo quedase perfecto, cosa que creo se logró.
Presencia también de los alcaldes de Blanca, Ricote y Ulea; de varios concejales de otras villas en representación de sus primeras autoridades; el párroco de Ojós y Ricote; don Conrado Navalón Vila, hasta hace unos días Vice-rector de Extensión Universitaria de la Universidad de Murcia; don Francisco Coll, Director de los Servicios Sociales de la Mancomunidad de Municipios del Valle de Ricote; y numerosos familiares y amigos, entre los que quiero mencionar particularmente a don Antonio Morte Juliá, ex-alcalde de Abarán, entrañable amigo desde 1982.
Para Alberto Guillamón Salcedo, que pronunció la Laudatio en mi honor, mi profundo agradecimiento, por su prueba de amistad, de meticulosidad y buen hacer. Y para Antonio Avilés Moreno, conocido cariñosamente por “el Choto”, decirle que, como no podía ser de otra manera, los “bizcochos borrachos” están para chuparse los dedos.