POR PEPE MONTESRÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El “Princesa” de Investigación Científica otorgamos a los físicos Barry Barish y Rainer Weiss (con esos nombres y sus patrias, USA y Alemania, vaya si se trabaja mejor), reconocidos por haber descubierto, a través de una especie de telescopio llamado interferómetro, la fusión de dos agujeros negros, cuya diferencia de masa se convierte en energía en forma de ondas gravitacionales. No sé lo que me digo, pero suena bien. Dicen ellos que los agujeros negros, curvaturas del espacio-tiempo, al formarse, pierden la memoria, ahondados por estrellas que se mueren, y dicen que esos agujeros no están solos, que tienen familia (en cambio los versos de Zagajewski, otro laureado, nacen de la soledad), y que la suma de estrellas de neutrones trajeron a la Tierra el oro, el paladio, el iridio y el anillo de Salomón. Sostengo que el jurado se equivocó de especialidad; Barry y Rainer merecían el “Princesa” de Poesía.
Fuente: http://www.lne.es/