POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¿Recuerdan que días atrás, al contarles lo de la «contratación de maestros de escuela», les decía que se valoraba más el sueldo del docente si este sabía música y tocaba algún instrumento?
En respuesta a nuestro comentario, Toño Villabrille nos apuntó que tal «sobresueldo» suponía que ese maestro «amenizara con su música» las tardes-noches de «polavilla» organizadas en el pueblo.
¿En qué consiste una «polavilla», o mejor «po la villa», que es costumbre antigua y casi olvidada en el occidente asturiano?
Si se fijan, lo explica la propia palabra. PO LA VILLA». Es decir: Una excursión (al atardecer o después de cenar) de personas jóvenes para, en días de invierno, ir por el pueblo (sin miedo a curuxes, esperteyos y ánimes en pena) y hacer fiesta en una casa para contar cuentos y leyendas, comer «un daqué», cantar y bailar al son de la música.
De paso, y si había labor, algunas mujeres «mayores» hilaban o realizaban otros trabajos domésticos.
La casa, previamente acordada por los «folixeros», era variable cada semana o cada quincena.
¿Y qué se cenaba o «picaba» en tales reuniones festivas?
Era costumbre obsequiar con un picoteo de rebanadas de pan untadas con mantequilla y miel, torreznos, chorizos, fereisolos (frixuelos), borona preñada, rapón, «rosquías» (rosquillas)…y poco más en variedad, que no en cantidad.
¿Y qué se bebía?
Pues… ¡según!
Las mozas se inclinaban más por la sidra dulce, ya burbujeante y azucarada, o por algún refresco.
Los mozos, por el aquel del frío y de la helada («la xelada»), preferían un «fervidillo» de vino caliente con azúcar , que por algunos pueblos llamaban «CHIRIMACU».
Y aquí sí quiero hacer una observación: El FERVIDILLO refiere un vino (blanco, rosado o tinto) que se calienta mezclado con azúcar y otros complementos. Yo lo hago con un gajo de limón y tres granos de café.
También indica una mezcla, hirviente, de leche y azúcar requemado a la que se «bautiza» o no con «unes pingarates» (un chorrito) de licor.
Los FERVINCHOS son infusiones de algunas hojas, flores, raíces… de plantas en agua hirviente. A decir verdad, algunas infusiones (fervinchos) también gustan de «bautismos» como sus parientes los «fervidillos».
Volviendo a lo nuestro. ¿Y cómo terminaba la «polavilla»?
Nos vale la respuesta que Marcos del Torniello da como fin de los amagüestos:
«…Y entós cuando pa casa van todos xuntos
paque non tengan miedo de los defuntos,
ye cuando a los cantares y a la alegría
parez que yos azumba la carabiya,
y cuando se presenten de manifiesto
todos los resultados del amagüesto»
Ustedes, amigos lectores, piensen lo que quieran.
¡Ah! Y cuídense, que vienen las gripes.
Ya lo saben : fervidillos, cama y «a guardar el sudu».