Roma incluso le dio la razón en la polémica con el obispo Reig Plá por la titularidad de la universidad
POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE LA REGIÓN DE MURCIA
Casi siete mil kilómetros. Esa es la distancia que separa, en línea recta y por encima del océano, la UCAM y la parroquia en Hainamosa, en la República Dominicana. Pero ambas construcciones tienen un mismo constructor: José Luis Mendoza Pérez. Y apenas cinco años separaron un proyecto del otro.
Mendoza no siempre fue tan conocido. Comenzó a estudiar Medicina, aunque no llegó a licenciarse. Luego se diplomó en la Psicoanálisis y Psicoterapia de Grupo en el Instituto Psicoanalítico de Murcia, entre otros estudios.
Ni imaginaba que su vida pronto cambiaría. Mendoza, junto a su esposa Lola y a sus ochos hijos pertenecían a comienzos de la década de los 90 al Camino Neocatecumenal. Allí había desarrollado una fe adulta, de firmes creencias que defendería hasta su muerte. Esa fe animó al matrimonio a convertirse en una familia en misión, de las que viajan a países donde es necesario que la iglesia católica reverdezca.
Ellos fueron enviados en 1991 por el Papa Juan Pablo II a Santo Domingo, país donde permanecerían tres años en zonas de pobreza y violencia extremas. Ya entonces dio muestras de su capacidad de gestión al impulsar un seminario y la construcción de una parroquia. Algo que le costó amenazas de muerte, por cierto.
Tres años después regresó a Murcia con una idea que todos tildaron de alucinación: crear una universidad católica en la Región. Aún se recuerda aquella tarde en la parroquia murciana de San Pablo cuando, ante cientos de futuros alumnos y muchos padres, explicó su proyecto. Muchos descubrieron ese día su absoluta decisión e ímpetu en defender aquello en lo que creía.
La iniciativa contó con el apoyo del entonces obispo Javier Azagra Labiano, quien erigió canónicamente la UCAM un 13 de noviembre de 1996. Había nacido la Universidad Católica San Antonio. Pero nació entre la polémica.
Los inicios no fueron fáciles. Primero, porque las entidades bancarias no veían muy claro (o no querían verlo) la posibilidad de negocio. Sin contar con que el histórico monasterio sede de la nueva universidad era casi una ruina. O la cuestión de la convalidación de los títulos universitarios, que esa fue otra. Y más tarde la guinda: cuando el obispo Juan Antonio Reig Plá discutió la titularidad del centro, hasta entonces a cargo de la Fundación San Antonio.
Fue el periodo más agrio para Mendoza. Y el enfrentamiento colmó páginas y páginas de periódicos. Al final, ganó el presidente. Reig Plá fue trasladado de Diócesis por no obedecer a sus superiores, entre ellos al cardenal Rouco, otro de los apoyos del empresario cartagenero.
El nuevo obispo José Manuel Lorca Planes y Mendoza firmaron el 2 de octubre de 2009 un documento en el que se especificó que la UCAM fue creada a instancias de éste y que la propiedad y titularidad corresponde a la Fundación que presidía. El documento fue redactado, ni más ni menos, que por la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
Es evidente que la relación del presidente con la Iglesia Católica siempre fue muy estrecha. Por los congresos que ha organizado la UCAM desde su fundación, en su mayoría de carácter internacional, ha pasado la élite vaticana, incluso un todopoderoso cardenal Ratzinger que luego llegaría a Papa. Pero antes quedó pasmado por la belleza de los Salzillos.
Las visitas en Roma a su antecesor, Juan Pablo II, fueron continuas mientras vivió el Pontífice, en muchos casos acompañado por alguno de sus catorce hijos. Este Papa lo nombraría consultor del Pontifico Consejo para la Familia el 6 de agosto de 2004. Apenas unos meses después, en diciembre, Mendoza anunciaría la creación del Instituto Internacional de Caridad y Voluntariado Juan Pablo II. Una enorme escultura en bronce de este Papa preside hoy la entrada al Campus de Los Jerónimos.
Roma distinguiría a Mendoza con la más alta condecoración que tiene el Santo Padre para reconocer a un fiel laico: la Distinción de la Orden de San Gregorio Magno. A esta Orden pertenecieron, entre otros, el escritor Chesterton o el director de orquesta Ricardo Muti.
La entrega se realizó solemnemente el 13 de junio de 2007 y también la recibió su esposa, el auténtico y discreto contrapunto, freno en tantas ocasiones, que tuvo el presidente de la UCAM. De nuevo, en 2011, también fue acreedor en 2011 del Premio Internacional Giuseppe Sciacca, de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma. La relación se mantuvo con el actual Papa Francisco, quien también lo recibió en diversas ocasiones.
Mendoza, aparte de incontables ayudas a causas solidarias, entre las que se encuentra el sostenimiento de conventos enteros, tampoco dio la espalda al mundo nazareno. Su dinero permitió embellecer cortejos con ajuares litúrgicos o impulsar la restauración de capillas. Es el caso de la Capilla de los Caídos de la Cofradía California de Cartagena o la Capilla de la Virgen de la Piedad, en la parroquia del mismo nombre.
Quizá su mayor legado sea la compra y cesión de las 600 piezas que componen el valioso belén napolitano de los hermanos Emilio y Carmelo García de Castro. Mendoza lo cedió al Museo Salzillo, donde puede admirarse. No es de extrañar, por tanto, que atesorara decenas de distinciones cofrades y pronunciara unos cuantos pregones. En 2012 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Facultad de Teología Redemptoris Mater de Lima (Perú).
Con su muerte desaparece uno de los cartageneros que mayor relación ha tenido con el Vaticano a lo largo de la historia. Solo superado por quien fuera portavoz del Papa Juan Pablo II: Joaquín Navarro Valls. A ambos solo les hace sombra el Conde de Floridablanca, embajador en la Ciudad Santa en 1772. A cada cual lo suyo.
FUENTE: https://www.laverdad.es/murcia/jose-luis-mendoza-20230118204250-nt.html