POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Con el deseo que perdure en la memoria de las futuras generaciones, hoy charlamos con José María Muñoz del Sol. Pertenece al largo número de villanovenses, que un día tuvieron que partir a otros lugares de nuestra geografía. Son una mayoría los que, aunque lejos, nunca han abandonado al pueblo-madre que los vio nacer. Además de la visita en fiestas o Semana Santa, como mínimo, Villanueva, siempre permanece en su corazón, sus calles, gentes, gastronomía, tradiciones, bien con la charla telefónica con familia y amigos o las nuevas tecnologías, alimentan la “morriña” de tiempos pasados.
José María es uno de estos agradecidos, que permanece vinculado a su tierra. Embajador desde Galicia, del lugar de origen, ha atendido y guiado a numerosas peregrinaciones y amigos que se han desplazado a tierras gallegas.
Nos encontramos en la procesión de “los Romanos”, Jueves Santo, por la tarde y en el cruce de lanzas, Viernes Santo, por la mañana. Quedamos en tomarnos un café y charlar, teniendo como paisaje la Plaza Mayor, sin poder finalizar la larguísima e interesante vida de nuestro personaje, que cumple 70 años de vestirse de romano, de atravesar toda la geografía para estar en Semana Santa; sus aficiones periodísticas, taurinas, religiosas, pregonero de Semana Santa, del Centenario de la Cofradía Romana… algo habrá heredado de su tío Lorenzo del Sol , Cronista Oficial de nuestra localidad, hasta 1994. Pocas preguntas he tenido que realizar, ya que su buena memoria y su don de palabra, llenan por completo, la grabación.
“Villanueva del Arzobispo, Semana Santa de 2024; otra vez aquí y van…Tantas que ya perdí la cuenta. Muy posiblemente mi afición y apego por los romanos, me venga dada por las películas que desde muy niño, visionaba en el viejo y recordado Teatro-Cine Regio, por un lado, y por otro, aquellas procesiones que allá por los años cincuenta, organizábamos los críos que vivíamos por la entonces Plaza del Generalísimo y las calles Álamos, San Basilio y el Callejón de la Luna.
Nací en el numero 22 de la hoy calle Antonio Sotomayor. Fui el primer niño que vio la luz en aquel Barrio de San Miguel, donde mis padres se instalaron, un barrio de aquellos que se construyeran después de nuestra cruenta guerra civil. Con pocos días me bajaron a casa de mis abuelos, y allí transcurrió mi infancia y juventud, en aquel Café Bar Cartagena, hoy desaparecido, pero de tantos recuerdos para los viejos villanovenses y la historia de nuestro pueblo.
Aprendí las primeras letras en el Colegio de Cristo Rey, y tras hacer la Primera Comunión, me cambiaron a los Jesuitas. En este, permanecí hasta los catorce años, tras conseguir el Certificado de Estudios primarios en el año 1963. Por entonces, no tenía yo vocación por el estudio. Por otra parte, era el mayor de los hermanos y mis padres con acierto y visión de futuro, me pusieron a trabajar en la droguería que regentaba mi padre, situada en la céntrica calle Carrera. Alternaba este trabajo con la barra del bar, que teníamos en la representación local del Tiro Nacional de España, y en el Cine Regio en invierno y los de la Plaza de Toros y calle Cánovas en verano, que explotaban la empresa Carrascosa. Lo de trabajar detrás de un mostrador, no me parecía un futuro muy halagüeño, por lo que recién cumplidos los 18 años, ingresé como repartidor en la oficina de Telégrafos de la localidad, sita por entonces en la calle Nogueruela.
Meses antes de incorporarme a la «Mili», aprobé las oposiciones a funcionario del Cuerpo de Repartidores de Telégrafos. Posiblemente este hecho influyó, en que no siguiera mi otrora vocación militar. Así tras el periodo de instrucción y posterior jura de bandera, que realicé en Camposoto (Cádiz), fui destinado al Regimiento Mixto de Ingenieros Nº 7, en la guarnición de Ceuta. Allí permanecí alternando el servicio en el cuartel por las mañanas, y en la central de Telégrafos de aquella entrañable ciudad por las tardes, hasta que se produjo mi licenciamiento en septiembre de 1972. Regresé de mi destino a nuestro pueblo, pasadas las fiestas patronales, para mayor desgracia, pues llegué justo a su final.
Tan solo tres meses después, vino el traslado a Pontevedra que ya solicitara en Ceuta, por lo que «arribé» a la Capital de las Rías Bajas, en diciembre de 1972, comenzando a prestar servicio en la Jefatura Provincial de Telégrafos de inmediato.
Trabajé en Telégrafos, Correos, Caja Postal, Argentaria y BBVA, pero cansado de las presiones del sector bancario, reingresé en mi puesto de la administración civil, ya como auxiliar de clasificación y en este puesto permanecí, hasta mi jubilación en el Centro de Tratamiento Postal de Pontevedra, unas modernas instalaciones y dependencias del nuevo Correos.
El tener un turno fijo de trabajo en Correos y Telégrafos por la mañana, me permitió el poder atender un segundo trabajo por las tardes, en el Diario de Pontevedra. Aquí comencé un junio de 1983 como corresponsal informativo en Caldas de Reis primero; después, y de la mano de su director Don Pedro Antonio Rivas y el redactor-jefe Amador Larriba, aprendí «un poco de todo», especializándome en la información taurina y religiosa, sin descuidar las noticias sociales, deportivas, sucesos, reportajes y entrevistas…
Como enviado especial del Diario, viajé en dos ocasiones al Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia), con motivo del viaje del Colegio Público de Nantes (Sanxenxo), a la mencionada institución. Así mismo, cubrí la visita del hoy San Juan Pablo II a Asturias y Santiago de Compostela, en agosto de 1989 por la Jornada Mundial de la Juventud.
En el apartado de entrevistas, fueron muchas a lo largo de mi colaboración con este medio. Recuerdo especialmente las realizadas a Camilo José Cela, Mariano Rajoy, el Arzobispo Rouco Varela, Manuel Fraga, el torero «Espartaco» y el ganadero Victorino Martín, padre e hijo.
.– Dejamos aquí su relato autobiográfico, ya que debe retornar a Galicia. Quedamos emplazados en este mismo lugar para los primeros días de mayo, en que se traslada a Villanueva para la celebración de un acontecimiento familiar. De nuevo sentados junto a un café y con la Plaza Mayor, vestida de fiesta, por el patrón Cristo de la Vera-Cruz, obra del imaginero Mariano Benlliure, retomamos su amplia biografía-
“Pienso que el ejemplo de buen hacer, en el campo del periodismo y la información de mi tío Lorenzo del Sol (Q.E.P.D.), cronista oficial de nuestra ciudad, puede que tuviese mucho que ver, en que yo encauzase una parte de mi vida por ese camino, algo de lo que no me arrepiento, pues han sido más las satisfacciones que los reveses.
Algo que también le sucedió a mi parte melómana, pues de mi afición a la música, vino el formar parte de la Agrupación Musical de Cuerda «Pulso y Púa» de Pontevedra, o de la Coral Polifónica de Caldas de Reis. Con esta última, viajé a la ciudad de Roma y allí tuvimos el inmenso placer de actuar ante S.S. Benedicto XVI, en la Basílica de San Pedro. Así mismo, también en la Embajada de España ante la Santa Sede, siendo titular de la misma, el ex-alcalde de La Coruña, Paco Vázquez.
Obligado pues, recordar aquí, dos personas de nuestro pueblo que siendo muy joven, me enseñaron las primeras notas, Juan Mela y José «El Ciego».
Algo de lo que no quiero tampoco olvidarme, es de mi voluntariado en Cruz Roja Española, tanto en Villanueva como en Pontevedra y del que tan orgulloso estoy.
Y qué decir de aquellos viajes de la mano de «Familias Mundi» a México, Polonia y Rusia. Momentos de conocimiento interno, tanto religioso en la fe, como en lo humano y personal. O aquel voluntariado de tan grato y especial recuerdo para mi, durante tres meses del verano de 2009, en el Convento Franciscano del Cenáculo, en el Monte Sión de la Ciudad Vieja de Jerusalén, conociendo así mismo, otros tantos lugares de Tierra Santa.
Cuando uno está presto a cumplir las tres cuartas partes de un siglo de su vida, y lleva más de dos partes lejos de la tierra que lo vio nacer, «pone a cero el contador de los recuerdos», y aparecen en primer lugar los relacionados con mis padres María y Paco, el Barrio de San Miguel, mis abuelos maternos Ana y Antonio, (los paternos no los conocí), mis hermanos Antonio, Maribel, Ana y Paloma, mis tíos Teresa, Carmen, Alicia, Lorenzo y Antonio… El Colegio de Cristo Rey y aquellas venerables hermanas, el Colegio de los Jesuitas (hoy SAFA) y tres grandes maestros de nombre Antonio que tanto hicieron por mí: Sotomayor, Expósito y Domínguez, la coronación de nuestra Patrona, la Virgen de la Fuensanta, algo que contemplé desde las ventanas más altas del Bar Cartagena…
El barrio antiguo entre la Parroquia de San Andrés y el Convento de Santa Ana, la Plaza de Toros, El Parque de San Blas, Las Eras, los cines de invierno y verano, la piscina, la calle Carrera y la hoy Plaza Mayor, las tardes de Jueves Santo y las madrugadas del Viernes, cruce de lanzas romanas incluido…
Las tablas de gimnasia de los jesuitas, los amigos, la gastronomía de mi pueblo, las fiestas patronales, las dianas, toros, verbenas, romería y misa en la Fuensanta, la bicicleta de Telégrafos y el reparto de telegramas y giros por calles, plazas y barrios, de aquel Villanueva del alma, son cosas que dejé en una fría mañana de diciembre de 1972, camino de Galicia…
Pilar Martínez Trigo, la mujer con quién me casé hace más de cincuenta años, tuvo la culpa. Y cada día que amanece doy gracias a DIOS, por tomar aquella decisión. Dos hijos maravillosos que son nuestro legitimo orgullo, nos han proporcionado todos estos años de felicidad. Fran y David, los niños de entonces, siguen siendo nuestra fuerza y sostén y a ellos añadimos la aparición de Carlos, Martina y Gonzalo, nuestros queridos nietos. Junto a Marta, su madre, nos empujan con esa fuerza que solo los más pequeños poseen, a disfrutar de nuestra ancianidad, como si de una nueva juventud se tratase.
En nuestra casa de Saiar, en Caldas de Reis, a diez minutos de Pontevedra y veinte de Santiago por autopista, hemos procurado Pilar y este villanovense, inculcar a nuestros hijos y nietos, el amor y el respeto por la «patria chica» de su padre y abuelo. Sin presunción alguna, creemos haberlo conseguido. En esta casa, de nombre «FUENSANTA», hemos recibido siempre a familiares y amigos, y sus puertas están siempre abiertas, para cuantos quieran honrarnos con su presencia.
Tengo a gala lucir, el don con el que un día me presentó, nuestro ilustre Cronista Oficial de la Ciudad, Manuel López Fernández, Maestro, con mayúsculas, por tantas y tan buenas cosas. Fue con motivo de pronunciar el Pregón de las Fiestas Patronales del año 2001, en honor a nuestra Madre de la Fuente Santa, en nuestro pueblo.
Desde entonces, y a mucha honra, ostento el título de «Embajador de Villanueva en Galicia», «, que mejor regalo para este viejo soldado romano….-
Tal vez por modestia no ha querido citar los distintos diplomas y condecoraciones que le han concedido : Fundador de la Asociación de Amigos del Camino Portugués a Socio Fundador de la Peña Taurina Peregrina . Miembro de la Tercera Orden de San Francisco O.F.S. llegando a ser Ministro-Presidente de la misma. Y Miembro de la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil.
Prodigiosa memoria, que ha aflorado en los mejores sentimientos de este “romano”, que nunca se fue de Villanueva, que su esposa Pilar y sus hijos se han convertido en “villanovenses de adopción”, integrándose en todas las costumbres y tradiciones y en su gran amor por la ciudad.
FUENTE: M.L.F.