En tantas décadas dando lecciones de periodismo, José Monerri tuvo un discípulo ahora mundialmente conocido: Arturo Pérez-Reverte. «Llegó en 1972 y enseguida nos soltó que quería ser `corresponsal de guerra´. Monerri dijo que le parecía bien y le encargó la página de las farmacias de guardia», recordó Tito Conesa, otro profesional que se enorgullece de haber estado bajo sus órdenes. Fue José Monerri quien le fichó como redactor y le enseño «todo lo que era necesario saber para empezar, desde cosas tan aparentemente sencillas como lo que era una letra `negrita´ o una `entradilla´ hasta lo que es enfrentarse a la actualidad, porque daba libertad y permitía ser muy creativo». Otra anécdota define su personalidad, según Conesa. «Al poco de llegar, envió a Pérez-Reverte a entrevistar al alcalde. Le dijo: `No debes ser tú quien le tenga miedo, sino él a ti, al verte aparecer con tu libreta´», recordó.
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