POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Es agradable para mí y creo que para los vecinos de la localidad, que los comercios, talleres o responsabilidades, pasen de padres a hijos. Si a esto le añadimos que sea uno de los emblemas culturales, una librería, supone la alegría con un valor añadido.
En las primeras décadas de este siglo, en la localidad han llegado a estar abiertas cinco librerías Alfaro, Juan Ramón, Segarra, González de la Piedra, Alicia, y posteriormente, Camino Viejo las dos primeras han cesado en su dedicación de librería, la del Camino Viejo, cerrada y curiosamente, las dos que permanecen abiertas, Segarra (llega a la tercera generación con Inma) y de la Piedra, han pasado de los padres a hijas.
Además de su labor de papelería, sumamente necesaria, para mí ha sido una ventana abierta a la vida, con la prensa y la venta de libros. La venta de periódicos ha bajado notablemente en los últimos tiempos; en mi charla con libreros de la localidad o una de las más antiguas y céntricas librerías de Sanlúcar de Barrameda me han comentado las dificultades por el elevado gasto que tienen con las distribuidoras de prensa, más la bajada de ventas, por lo que no resulta rentable, que siguen por prestar un servicio a los vecinos.
Juan que durante largos años ha estado como librero, ha pasado a la reserva, con su jubilación, pero es fiel a la cita con sus amigos para el desayuno en Casa David. En una de estas mañanas charlamos con intensidad de sus recuerdos y experiencias vividas.
Nacido mediados los años 50, en la calle Doctor Velázquez, frente a la entrada posterior al desaparecido Cine Regio. Vio entrar por allí los centenares de artistas que actuaban, con copla o vedettes en la etapa invernal, y de afamados actores de teatro en el transcurso de las fiestas de la localidad. Este teatro que él amó, estuvo a punto de costarle la vida, años después. Con motivo de las obras de derribo, un gran muro del cine, calló y aplastó parte de la casa de la familia González, afortunadamente, no estaban en las habitaciones destruidas.
Sobre el solar, se construyó Supermercado González, que llevan su hermano Pedro y cuñada Magdalena.
En su etapa escolar aprendió de la mano de Doña Nieves López Pastor entre otros profesores de la localidad. Compaginaba la escuela con el trabajo familiar ayudando a repartir pienso para los animales, principal actividad del negocio, regido por sui padre Alfonso y su madre Lola.
Con 15 años, asistió a un curso de verano en la Universidad de Baeza junto a varios amigos y compañeros de la localidad. . Continuó los estudios en el Instituto de Villacarrillo hasta la mayoría de edad.
Con el paso de tiempo y con edad más avanzada, ayudaba cada vez más en el negocio familiar.
Su etapa de librero
Cuando tenía 18 años sufrió un problema grave de salud y tras la recuperación , con la ayuda de sus padres, y de toda la familia, creyeron que una librería podría ser una buena manera para ganarse la vida..
Inició su profesión en un pequeño local de la Plaza Mayor, cambió a otro local, algo más grande, donde permaneció veinte años, para definitivamente trasladarse al de la calle Carrera, donde se encuentra en la actualidad.
Dificultades y ventajas en la librería
Ser librero ha sido y es una profesión muy bonita y gratificante, se tiene clientes de todo tipo de edades y vas viendo varias generaciones pasar por el local.
Como todos hay que adaptarse a los tiempos. Hay épocas buenas y otras no tan buenas, pero siempre hemos intentado estar preparados.
Una de las actividades principales es la prensa, actividad que cada vez se ve más afectada, ya que son muy pocos los que aún leen prensa. Cabe destacar que los pocos amantes de esta lectura son jóvenes.
Otra actividad son los libros de texto y material escolar. Hay que adaptarse a los cambios, y los libros de texto ya no son lo que eran. Ahora se subvencionan por la Junta de Andalucía y se “reciclan” de un año para otro.
Como librería esperamos haber contribuido a la cultura.
Evolución de la localidad, la pandemia y jubilación
Nos sentimos privilegiados de trabajar en pleno corazón del pueblo, al lado de tantos comercios que tenemos alrededor. Tenemos un pueblo que debemos apoyar y admirar. Solo hemos de mirar los negocios que siguen en pie después de tantos años y después de sufrir una pandemia.
Todos nos vimos afectados por dicha situación. Nosotros estuvimos dos meses sin ningún tipo de actividad, ya que no era considerada necesaria.
Cuando tuvimos la oportunidad, abrimos de nuevo y remontamos, mejor dicho, remontaron su mujer Inés su hija María, dado que su jubilación coincidió con la época de la pandemia.
Sigue estando presente porque no es fácil dejar de ir, aunque sea, para seguir viendo a los clientes.
En la actualidad el negocio está regido por r Inés y María.
María e Inés
María nos dice : “Oficialmente llevo el negocio junto a mi madre desde hace tres años, tras el fin de la pandemia, mayo del 2020.
He de decir que mi hermano y yo nos hemos criado, literalmente, en la librería, por lo tanto lo llevamos en la sangre.
Como sabemos, los tiempos van cambiando y nos intentamos adaptar a ellos. Ahora todo funciona a través de internet y las nuevas tecnologías. Desde imprimir documentos a través de nuestro correo electrónico a realizar video llamadas con diferentes proveedores. También trabajamos mucho con las redes sociales donde subimos todos o parte de nuestros productos.
Se me hace fácil estar detrás el mostrador, ya que, prácticamente he estado en el negocio desde que nací. Cuando mi hermano y yo éramos pequeños, ayudábamos a nuestros padres y lo tomábamos como un juego.
Conforme íbamos creciendo, a mí me iba gustando mucho tener trato con los clientes y mis padres me tenían en cuenta a la hora de hacer pedidos, esa sensación me gustaba, tanto, que se me presentó la oportunidad de llevar el negocio con mi madre y acepté.
Me encantaría seguir al pie del cañón durante muchísimo tiempo y que la gente del pueblo siga confiando en nosotros”.
Juan González de la Piedra, apostó por la cultura, y su ayuda a la difusión. Siempre colaboró, de forma desinteresada en la venta y promoción de los libros de autores locales; responsable y atento en su labor; la realización de fotocopias en los primeros años, ayudó en cientos de trabajos. Gracias Juan, te recordamos en este día de las librerías y deseamos que sigas tomando el café-desayuno con los amigos, en el local de David, charlando de fútbol y de tu pasión madridista.
Gracias a Inés que siempre estuvo ayudando y aportando su granito de arena con su trabajo.
Espero que María e Inés sigáis largos años en los que los libros y la prensa, sigan llegando a numerosos vecinos
FUENTE: EL CRONISTA