POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Los habitantes de mi pueblo tenían serias dificultades desde hacía siglos para poder viajar a Murcia. El puente sobre el río Segura para unir el pueblo con Villanueva, aún no estaba construido y, para salir al exterior se tenía que cruzar en barca o bien por el camino, de tierra y piedras, del » Barco Viejo»; bien en caballería o a pie

Los únicos vehículos que podían acceder a la capital murciana, eran carruajes, o las conocidas como tartanas, que solamente poseían los terratenientes y el Ayuntamiento. El resto de la población, un escaso tanto por ciento de vecinos, lo hacían andando o en caballería propia. De ahí qué, un 85 por ciento de los hortelanos y rrabajador3s del campo, no conocían personalmente la capital murciana.

Así venía ocurriendo desde tiempo inmemorial hasta qué en el año 1885, Ángel Yepes un vecino emprendedor, solicitó la concesión de una línea de carruajes que uniría Ulea con Murcia y viceversa.

Las gestiones dieron sus frutos y, el periódico «Diario de Murcia», lo refleja en sus páginas, como sigue en los días 12, 15, 17 y 23 de septiembre del año 1885, donde publica la puesta en marcha de un «Carruaje» diario, que unirá al pueblo de Ulea con Murcia; pasando por los pueblos de Ricote, Ojós, Villanueva, Archena y Molina de Segura.

La salida desde el pueblo, será los lunes, miércoles y viernes; a las cinco de la mañana, pernoctando en la posada de «Santa Catalina» de Murcia. El regreso, desde Murcia de vuelta al pueblo, será los martes, jueves y sábados, a las dos de la tarde, pernoctando en Ulea. Se descansará los domingos y «fiestas de guardar».

La inauguración de dicha «línea de viajeros», fue el día 14 de ese mes de septiembre, del año 1885. “Los viajeros solo podrán llevar una bolsa de mano, o una caja, o una pequeña maleta de madera, como única pertenencia y, el precio del viaje será de cinco reales por asiento”. Dicha publicación periodística lo firma el propio concesionario Ángel Yepes.

La tartana, accionada por dos caballerías, tuvo como cochero al experto vecino Juan qué, al dominar el funcionamiento de los carruajes y el adiestramiento y mantenimiento de las caballerías, le bautizaron con el apodo de «Juanico el Tartanero»; como muestra esta foto del año 1908.

Dicho servicio de viajeros, que comenzó en el año 1885, tuvo su final en el año 1925, fecha en la que se inauguró el puente que une nuestro municipio con Villanueva del río Segura.