POR JOSÉ MARÍA SUÁREZ GALLEGO, CRONISTA OFICIAL DE GUARROMÁN (JAÉN)
El Mercado de Sonora es uno de los mercados públicos establecidos por el gobierno de la ciudad del Distrito Federal de México en la década de los 50 para organizar y regular este tipo de manifestaciones populares. Fue inaugurado el 23 de septiembre de 1957. Anteriormente fue llamado el “Mercado de los brujos o Mercado de los animales” siendo uno de los más emblemáticos y populares del Distrito Federal de México, conocido mundialmente por la venta de hierbas para prácticas de magia y esoterismo, y la venta de productos relacionados con la “Santa Muerte”, el Día de Difuntos, y San Judas Tadeo.
Allí se venden artículos de ocultismo para llevar a cabo prácticas de magia (blanca o negra), tradiciones de la religión y magia de culturas prehispánicas, Santería, el culto a la Santa Muerte, chamanismo y varios otros que demuestran el sincretismo de las creencias y prácticas que existen en la capital de México. Se estima que cada fin de semana aproximadamente unas dos mil personas llegan específicamente a esta sección del mercado. Los artículos que se venden incluyen amuletos, herraduras, velas en una variedad de tamaños, formas y colores, con muchos de los colores teniendo funciones específicas, polvo de oro, sal negra, polvos de ingredientes desconocidos, “agua de San Ignacio” para alejar malos influjos, lociones y jabones aromáticos, muchos de los cuales se relacionan con hechizos de amor, y utensilios para poder llevarlos a cabo, como es el caso de estas cucharas de palo, de diferentes tamaños que me trajo desde allí el artista creativo, quesadeño, Manuel Albarrán, reputado diseñador mundial de piezas para vestuario e indumentarias realizadas en metal y cuero. Dejo un enlace a su web www.manuelalbarran.com para dar a conocer su excelente trabajo. Estas cucharas se utilizan para medir cantidades, y mover las pócimas y brebajes cuando cuecen sus componentes de hierbas y otros ingredientes en él.
No han sido sólo estas cucharas de palo las que Manolo Albarrán me ha traído de medio mundo, enterado de mi colección de las mismas.