EL CRONISTA OFICIAL DE TELDE Y ANTIGUO DOCENTE DEL CENTRO, ANTONIO GONZÁLEZ PADRÓN, FUE EL ENCARGADO DE INAUGURAR LOS DISCURSOS
El colegio de los jesuitas continúa con las celebraciones del centenario de su fundación. Ayer le tocó el turno a los docentes y al personal de administración y servicios, que fueron homenajeados por la Asociación de Madres y Padres del centro (Ampa) por la dedicación en la formación de sus hijos. Una placa a la entrada del patio del colegio San Ignacio de Loyola recuerda desde este sábado el trabajo de los cientos de profesores y personal de secretaría, cocinas y servicios que han pasado por la institución.
Su descubrimiento fue uno de los momentos más emotivos que vivieron los asistentes al acto, en el que más de 90 docentes y personas pertenecientes a la administración y servicios del centro, jubilados y en activo, recibieron una placa por su labor de parte de las familias, en el salón de actos, donde se celebró el encuentro.
El acto contó hasta con un espontáneo al terminar la entrega de placas, el ex director del centro Celso Domínguez, homenajeado durante la ceremonia, que a título propio, agradeció la labor del padre Juan Francisco Arrroyo Naranjo, rector en el centro entre 1970 y 1982 y también agasajado en el acto, por abrir «la participación de los seglares» a la vida del centro.
El presidente de la Ampa, Justo Martín Culebras, fue el maestro de ceremonias de la fiesta, que congregó a unas 150 personas; la mayoría de ellas homenejeados y familiares, y que duró hasta por la tarde ya que las familias y los homenajeados comieron juntos.
Bandera con el escudo
El cronista oficial de Telde, director de la Casa-Museo León y Castillo y antiguo docente del centro, Antonio González Padrón, fue el encargado de inaugurar los discursos, después de que el director del colegio, Víctor Prieto Marañón, recibiese del Ampa una bandera con el escudo de los jesuitas, que se izó al instante sobre el escenario.
González Padrón se trasladó a la capilla de la compañía de Jesús que hay en la iglesia de San Juan Bautista, en Telde, para pedir a todos los asistentes que hicieran un ejercicio de memoria para atraer a los docentes y personal que conocieron porque era imposible nombrar a todos los que han pasado por la institución educativa, entre religiosos y seglares. «Las instituciones no tienen alma per se, sino tienen el alma de las personas que trabajan y gobiernan en ellas», dijo González Padrón, que se unió a los jesuitas en 1979, cuando solo quedaban ya veinte sacerdotes en el centro.
Con humor, y sin nombrar a nadie, rememoró a los maestros que iban «con chaqueta y corbata; a los requetepeinados; a los que llevaban la bata blanca y les colgaban un manojo de llaves; a los que iban de sport y en vaqueros; a los que predicaban con la puntualidad y a los más laxos en la materia; a los que no se apeaban del Don y a los que tan solo tenían nombre y al que enseñaba usando marionetas». También a las «madres columnas», que se escondían tras ellas para asaltar a los docentes sin cita previa.
El cronista de Telde terminó afirmando que todos los que han pasado por el centro han sido y «somos simples escalones» en una institución que perdurará por encima de ellos. «Honremos a los que partieron, hagamos la vida fácil a los que están y dejamos una estela de compañerismo a los que vendrán».
El director del centro, Víctor Pietro Marañón, agradeció, por su parte, el homenaje a los docentes en un tiempo en el que no se valora su trabajo. «Nos da estímulo y alivio para seguir trabajando», apuntó, antes de concluir que ningún tiempo pasado fue mejor en educación. «No educamos igual que hace cien años; igual que hoy no nos compraríamos un coche de principios de siglo o no nos gustaría que nos operase un médico sin utensilios».
Posteriormente, llegó el turno del presidente del Ampa, Justo Martín Culebras, quien comentó que el acto llevaba más de un año fraguándose y que incluso habían viajado a la comunidad jesuita de Málaga y Granada para localizar a viejos maestros religiosos que estuvieron en el centro. Algunos de ellos aparecieron en un vídeo que se emitió y que recordó las diferentes etapas del centro desde que en 1917 abrió sus puertas, así como a escolares, educadores, personal de administración y servicios y familias. En nombre de los padres y madres del centro agradeció la labor «encomiable» que hacen por sus hijos.
Fuente: http://www.laprovincia.es/