POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA (ALICANTE).
La elaboración de turrones y dulces está documentada en Xixona desde hace ya cinco siglos. Poco a poco el trabajo constante e incansable de los jijonencos y jijonencas hizo que esta actividad artesanal se convirtiera desde finales del siglo XIX en una potente industria donde algunas empresas han llegado a controlar el mercado nacional. Empresas y marcas que son por todos conocidas. Seguro que somos capaces de citar una decena de empresas y dos decenas de marcas, sin embargo esto sería la punta del iceberg, ya que conocemos de la existencia de más de un centenar de sociedades y unas quinientas marcas registradas. En esta aventura son tan importantes las grandes empresas que en la actualidad liderar el mercado como los pequeños turroneros que arriesgaron su ahorros para producir pequeñas cantidades de turrones y dulces y venderlas en las medianas y grandes ciudades. Muchos de ellos tuvieron éxito, pero otros fracasaron.
A continuación exponen el ejemplo de un joven jijonenco con el futuro ligeramente asegurado, quien decidió apuntarse a la aventura de elaborar turrones y dulces abandonar su ciudad y desplazarse a la tan distante población de San Sebastián. Esta es la aventura de Sebastián Guillermo Picó Sirvent.
Conocemos que en 1877 se puso fin a una sociedad turronera protagonizada por Buenaventura Picó Galiana y su cuñado Manuel Sirvent Miralles, que llevaba unos años funcionando.
En 1887 vemos que Buenaventura Picó Galiana y su esposa Antonia Sirvent Miralles, residentes en la calle El Vall 51 habían emprendido la aventura en solitario y no pudieron completar los trámites relacionados con el padrón municipal, puesto que cuando pasó el encargado del registro se encontró con las puertas cerradas por lo que anotó que se hallaban fuera de la población para vender turrones. En aquel momento este matrimonio sólo tenía un hijo de 2 años, Sebastián Guillermo Picó Sirvent.
Antonia Sirvent Miralles venía de una familia turronera, ya que era hermana de Manuel Sirvent Miralles, empresario que registró la marca Teclo y por lo tanto hija de Juan Sirvent Carbonell y Antonia Miralles Verdú. Sus abuelos eran también turroneros y confiteros. Los abuelos paternos eran Bautista Sirvent y Tecla Carbonell Mira y los maternos Antonio Miralles Sirvent, confitero y Antonia Verdú Coloma.
Según Fernando Galiana, Sebastián G. Picó se ganaba la vida siendo conserje del Círculo Reformista de Jijona, allá por los años 1917; pero, tras realizar un viaje a San Sebastián y obtener beneficios, decidió continuar con esta labor. Tras unos años de bonanza compró un local en la calle Boulevard e instaló una fábrica en aquella capital. En Jijona poseía un local en la calle Alcoy nº 45, situado al lado de la fábrica de su tío Manuel Sirvent Miralles.
Se casó con María García, Roscat con quien tuvo dos hijos que le sucedieron en el negocio. La pequeña tienda se convirtió en el establecimiento La Valencianeta dedicado a la venta de helados en verano y de turrones en invierno. El rótulo de este establecimiento fue registrado el 10 de mayo de 1932.
Registró las marcas turrones y helados La Valencianeta en 1929 y Sebastián G. Picó en 1932.
Durante la Guerra Civil su factoría fue habilitada para montar cajas que facilitaran el transporte de armas y explosivos que se fabricaron en las fincas de La Palmera y el Moratell.
En la década de 1950 la turronería La Valencianeta, como era conocida popularmente en San Sebastián, supo compaginar anualmente la producción y venta de turrones en invierno y la de helados y granizados en el verano.
Esta aventura terminó a principios del siglo XXI.
FUENTE: https://bgarrigos07.wordpress.com/2020/05/29/la-fabrica-de-turrones-de-sebastian-g-pico-sirvent/