POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Hace algún tiempo se comenzó a comentar que en nuestra ciudad se iba a realizar un acto de la renovación de la jura civil de la bandera y la expectación fue creciente. Un centenar de personas de Arévalo, de la comarca y aun de más lejos, nos dimos cita en la espléndida Plaza de la Villa, que lucía sus mejores galas. Además, muchas autoridades civiles y militares y mucho público que presenció el acto.
Esta Diario ya ha dado amplia información del acto, pero me gustaría dar mi visión de todo esto. Como Cronista, porque me recuerda otros acontecimientos históricos celebrados en este marco histórico. Me gustó ver un acto de este tipo, que no es habitual, en unos momentos en que, quizás sea más necesario afianzar nuestra enseña, tan denostada por algunos.
Con el paso de los años, recuerdo mi jura de bandera con cierta lejanía, que fue en el CIR de Cáceres, un otoño, en aquel polvoriento «Campo de Aviación» que era la nueva ubicación del CIR nº 3, a las afueras de la ciudad en la carretera de Mérida. Un nuevo acuartelamiento que entonces estaba iniciando su construcción, Un campo con un polvo rojizo que impregnaba de ese color la ropa caqui y las mudas nunca blancas… Entonces aún existía la mili de reemplazo y la jura de bandera era el final del periodo de instrucción, un acto preciso que significaba el final de la instrucción para pasar después a los cuarteles de destino. Una lejanía en el tiempo que quizás acentuó mi deseo de renovar aquel juramento. Ciertamente yo he visto a la gente emocionada ante este acontecimiento y a muchas mujeres también que lo deseaban.
Ya tengo dos fotos de esa emoción, una en blanco y negro de la primera que lo fue para mí, y la segunda en color y en mi ciudad, que lo ha vuelto a ser, aún más acentuada si cabe por ser una opción voluntaria, querida y deseada.
Unos días antes habían estado algunos mandos midiendo y planteando el croquis en esta laza que les sorprendió, todo estaba preparado.
La tarde anterior, en el Teatro Castilla, a pudimos apreciar la calidad musical de la Unidad de Música de la División San Marcial, espléndida que hozo un guiño a la ciudad con su versión del himno de la Virgen de las Angustias, muy aplaudido. Fue como el preludio del gran día.
Estaba bellísima la Plaza de la Villa con todos los efectos del acto y los balcones engalanados con banderas. A primera hora se dieron los últimos toques y poco a poco comenzaron a llegar, los invitados, los jurandos, los militares de la Escuadra de Gastadores del Regimiento de Ingenieros nº 1 con su bandera y su escolta, y la compañía de honores, presididos por el General Julio Rello Varas y el numeroso público espectador.
La ceremonia muy bien organizada dio paso a la llegada a la compañía soldados, entre grandes aplausos, la solemne llegada de la bandera con el himno nacional. Siguieron unas palabras del General recordando, entre otras cosas, algunas pinceladas de la muy leal Arévalo participando en acontecimientos de nuestra historia. Siguió la jura y el homenaje a los caídos, con las salvas de honor y finalizó el acto con un vistoso desfile.
Todo un acontecimiento el vivido este día, cargad de emotividad en un día espléndido de sol y brillantez en esta histórica plaza arevalense.
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