POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
El pasado domingo, 16 de junio, la Plaza Mayor de nuestra capital se convirtió en un monumental escenario, que embellece siempre la milicia cuando organiza cualquiera de sus actos más o menos protocolarios, pero de manera verdaderamente excepcional cuando ese acto corresponde al momento verdaderamente grandioso por su significado íntimo, y yo añadiría sin reparo alguno, que hasta espiritual, de la Jura de Bandera. Momento cumbre de todo aquel ciudadano que se siente responsable de toda la historia de la tierra que le vio nacer y que se clava con auténtica emoción en su corazón.
Hoy, cuando los cambios no dan la gran oportunidad de jurar la que, en buenas o en malas artes, va a ser tu bandera, hay una especie de corriente de aire frío que parece alejar el espíritu del ciudadano de la misma, y ese sentimiento afecta y en determinados momentos hiere de manera sensible ese emocionado respeto y atención. Hoy se están comenzando a sentir los efectos de esa frialdad y es desde la escuela donde se educa y se gesta la forma, el carácter y la categoría del ciudadano del mañana.
La Plaza Mayor, la música militar, el desfile, las banderas llenando y cubriendo con ese mensaje de su significado el recorrido del desfile invitaban a una honda meditación. Esta me llevó a preguntarme sobre las imágenes proyectadas en vivo en la Plaza y el profundo significado del acto que bien haría como lección práctica de ciudadanía el establecerlo con toda su liturgia como fiesta de la Jura de la Bandera, como ofrenda de reconocido respeto y amor de ciudadanía siempre y para siempre. Desde esa escuela, no siempre tratada, cuidada y atendida con el debido respeto, esa fiesta constituiría una parte no menos importante que el resto y su imagen se convertiría a través del tiempo en esa fórmula que todo ciudadano escribimos, unas veces como saludo y siempre con el corazón.
Las páginas que con la bandera como guion se han escrito, constituyen las partes más bellas, emotivas y transcendentes de la historia de nuestra patria.
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