POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Escribía nuestro insigne político y escritor murciano José Martínez Tornel, a finales del siglo XIX, glosando las bondades del mes de julio en las huertas de la región de Murcia, ya que el verano; si bien acalora los cuerpos y hace más dura la vida del agricultor, ni los ancianos ni los más enfermos piensan morirse.
Se bebe tanta agua que parece como si alimentara de hecho, refresca nuestro organismo y lo limpia de impurezas. Por si fuera poco, la elevada temperatura veraniega, te obliga a ir ligero de ropa; aliviando la economía familiar y, además, la alimentación, al ser más vegetariana, es mucho más sana y barata; debido a la gran riqueza agrícola de la región murciana; teniendo en cuenta que el mes de julio es el más productivo del año.
En Ulea, mi pueblo eminentemente agrícola y ganadero, ya que las minas de plomeo y hierro estaban en su declive, se daban todas las circunstancias que exponía nuestro ilustre murciano José Martínez Tornel. Nuestro Alcalde Antonio Tomás Sandoval, dedicó gran parte de los terrenos, en los aledaños del Gurugú, a vivero de árboles frutales, plantas y hortalizas, de donde se surtían gran parte de los agricultores uleanos y muchos del resto de la huerta murciana. Su vivero, con plantas y semillas de primera calidad, estaba considerado como pionero por la mayoría de los agricultores
Este mes de julio, en los campos y huertas de mi localidad, abundaban los cereales, frutas y hortalizas que, además de ser muy sanas para el organismo, por su gran cantidad de agua, azúcares y vitaminas, ayudaban a mejorar la economía de los uleanos
Los puestos, en los mercadillos semanales, los colmados y en casas particulares del pueblo, exhibían la esplendidez de sus frutas y hortalizas.
En los terrenos de secano del campo, si el año era favorable por la bonanza de las lluvias primaverales, se cultivaban melones y sandías de gran calidad y, en la huerta de regadío, frutales y hortalizas de primera clase.
Los agricultores de mi pueblo, cuando iban a comprar a las tiendas, mercadillo y casas particulares, tarareaban el célebre estribillo murciano; que dice así:
En la huerta de Ulea
Por un chaviquio
Te llenan de frutas
El canastiquio
Aunque otros agricultores murcianos trataron de competir con el vivero de Antonio Tomás Sandoval, este permaneció en la cresta de la ola durante varios años, desde el año 1898 al 1912 hasta que en dicha fecha, el ilustre militar y alcalde, cesó en la explotación de su vivero, debido a su avanzada edad.