ARTÍCULO EN EL QUE SE MENCIONA A MIGUEL ÁNGEL FUENTE CALLEJA, CRONISTA OFICIAL DE NOREÑA (ASTURIAS).
Los disfrutones del buen comer se cuentan a pares por Asturias, como no podía ser de otra forma en una tierra famosa por su sabrosa y contundente cocina.
Muchos de ellos tienen hasta “oficializada” esta condición al ser miembros de alguna de las 18 cofradías gastronómicas que hay en el Principado. Y todos echan en falta disfrutar de la buena mesa entre amigos, cuantos más mejor. Algo ahora imposible.
Porque con la pandemia, la actividad de estas peñas amantes del producto y la cocina de calidad –que tienen su origen a mediados del siglo XX en el País Vasco, que importó el modelo de la vecina Francia– se ha visto completamente paralizada. “La situación, no hay que negarlo, es grave. Físicamente hoy por hoy es imposible hacer nada. Todas las cofradías tienen en sus capítulos gastronómicos su principal razón de ser y estos están parados”, señala Ignacio Blanco, presidente de la Federación Asturiana de Cofradías Eno-Gastronómicas (Fecoastur). “Esto limita mucho nuestra actividad, que pasa por promocionar un producto y también por hermanarse con otras agrupaciones, viajar a sus capítulos…”, lamenta Blanco, que es a su vez tesorero de Amigos del Queso Gamonéu, fundada en 2004 y presidida por Favila Quintana, con más de cuarenta miembros.
En su caso, el capítulo anual es a mediados de octubre, coincidiendo con la feria del gamonéu de Benia de Onís. “Vienen cofrades de fuera, les enseñamos la zona, comen por los restaurantes, visitan alguna majada, las queserías, organizamos catas y maridajes… Todo esto está ahora anulado”, señala el presidente de Fecoastur, entidad que forma parte de la federación nacional con más de 100 cofradías de toda España. “Somos importantes para llegar allá donde no puede llegar la administración y promocionar el producto asturiano. Pero hasta que esto se normalice habrá que adaptarse y buscar alternativas. Seguimos en contacto por medios telemáticos, echamos mano de las redes sociales… Lo que se pueda”, asume Blanco.
Una de las características de las cofradías gastronómicas es la elevada edad de sus miembros. “Para muchos el parón ha sido un golpe duro porque la cofradía era su vida social”, apunta Alejandro Fernández, presidente de la gijonesa Cofradía del Oricio, fundada en 2010 por amigos y amantes de este codiciado bocado marino. Sus 15 miembros fueron en marzo de 2020 los primeros perjudicados por la pandemia en Asturias. “Teníamos programado el capítulo para el 14 y días antes lo suspendimos. Ya llevamos dos anulados”, explica Fernández, quien teme que algunas peñas desaparezcan debido a las limitaciones de las reuniones. “El oricio no falta en la mesa, pero ahora tenemos que ser menos y hay que juntarse, si se puede, con toda la prudencia del mundo”.
En el Restaurante Yumay, en Avilés, tienen base unas jornadas del oricio y allí también tiene su sede otra cofradía, del mismo nombre que el negocio, con 10 años de actividad, presidida por Justo García y con unos 40 miembros, entre los que se encuentra Carlos Martínez Guardado, integrante a su vez de la Federación Internacional de Cofradías Gastronómicas. “Yumay está destinada a promocionar todo el producto asturiano”, explica Guardado, que resalta el duro golpe que la pandemia es para este mundo, íntimamente ligado con el sector hostelero.
Horas bajas afrontan en la veterana Orden del Sabadiego de Noreña (1988), que suman dos años sin su fiesta (sería el próximo fin de semana del 24 y 25 de abril) dedicada al contundente y peculiar embutido de la Villa Condal. Son más de 20 miembros y a la inactividad impuesta se suma la falta de subvenciones, lamenta Miguel Ángel Fuente Calleja, cronista local y expresidente del colectivo que hoy dirige Mariano González. “Estamos bajo mínimos. No sabemos qué pasará, porque ya no es solo que quedemos sin fiesta, sino que tenemos que hacer frente a gastos para los que no tenemos ayuda”.
FUENTE: https://www.lne.es/vida-buena/2021/04/09/buena-mesa-mejor-amigos-46182681.html